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¿Para dónde vamos?
Señor Petro, no ha aprendido la lección de los últimos 40 años de negociación.
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Lunes, 22 de Enero de 2024

Son lamentables los hechos que están sucediendo en nuestro país vecino, Ecuador. El asesinato de Fernando Villavicencio candidato presidencial y a raíz de la puesta en marcha de una lucha frontal en contra del crimen organizado, las bandas criminales y el anuncio del control de las cárceles, focos de corrupción de ese país, por parte del nuevo presidente Daniel Noboa.

Estos respondieron con crisis en las prisiones, explosiones en las calles y la toma de programas de televisión en vivo por parte de grupos de encapuchados con armas y granadas, obligando al gobierno a declarar el estado de excepción para seguidamente pasar al de conflicto armado interno sin antecedente en el Ecuador.

Estos bandidos le declararon la guerra al Estado como otrora lo hiciera un bandido mayor en Colombia, Pablo Escobar, de tan ingrata recordación.

Con la presentación por parte del presidente Iván Duque de la ley de Solidaridad Sostenible (reforma Tributaria) al Congreso de la República en el 2021, la primera línea (bandidos) con sus protestas y desmanes en las calles, puso patas arriba a la nación, como un aviso de lo que en un futuro podría suceder en caso de que amenacen con acabar o disminuir sus privilegios.

Y privilegios son los que tienen los millares de presos desde las cárceles colombianas cohonestadas por sus carceleros, que cuentan de acuerdo con su capacidad económica, con lujos extravagantes, medios de comunicación de última generación para extorsionar a los habitantes del exterior, mantener el mando de sus bandas delincuenciales, privilegio de los bandidos tomarse zonas del territorio colombiano como suyas sin que la fuerza pública se atreva recoger los muertos que se dan en esas zonas, mandan a los encargados de las funerarias a hacerlo, no permitiendo recoger material probatorio de la escena del crimen, privilegio cerrar por parte de la comunidad cualquier vía del país hasta que el gobierno se presente a dialogar con los usurpadores y prometerles solución a sus peticiones, privilegio la mano de sicarios que se encuentran regados en toda la geografía colombiana superando a la inteligencia policial, privilegio, los ladrones que roban amenazando con armas cortopunzantes y de fuego en cualquier parte de la ciudad, sin excepción, y como el código penal lo permite, si logran capturarlos, les dan casa por cárcel para seguir delinquiendo, privilegio el de los comandantes del grupo de las FARC, que después que el presidente Santos le entregara medio país y los ungiera como representantes del pueblo en el Congreso de la República, sus subalternos se fueran otra vez al monte a seguir delinquiendo, esperando que este nuevo gobierno le entregue el otro medio país.

Señor Petro, no ha aprendido la lección de los últimos 40 años de negociación que nos enseña que con los bandidos no se puede negociar, el negocio de ellos, la droga, el secuestro y la extorsión no son negociables. No alcanzará ningún dinero para que no lo hagan.

Es por esto qué, si el Gobierno, el Congreso de la República y las fuerzas vivas de la Nación no se pellizcan, estaremos en peores condiciones que los hermanos del Ecuador. El camino se encuentra abonado. 


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