El reciente fallo del Concejo de Estado que suspendió los actos administrativos que dictan normas para la explotación de hidrocarburos por medio de la técnica del Fracking en nuestro país es una noticia que siembra esperanza, en medio de tantas  de zozobra y desesperanza.

El haber detenido momentáneamente la decisión de adoptar este tipo de extracción del petróleo en consideración a los aspectos ambientales que se verían afectados, deja en claro que la preocupación por la conservación de los recursos naturales es un imperativo que hay que respetar a costa de intereses económicos. Una economía colombiana que se mueve, esencialmente, por las regalías del petróleo y que se considera por el valor de 6 billones de pesos en los últimos 10 años. Suma nada despreciable y que han engrosado las arcas del estado para su destinación presupuestal. 

Es cierto, significa mucha ganancia pero es necesario cuestionarnos el costo ambiental. Y aunque existen profesionales que explican que este fracturamiento hidráulico que se le hace a la roca madre no ocasionará ningún daño, también hay otros profesionales que colocan en duda estas aseveraciones. Y entre los problemas más relevantes mencionados es el aumento de la sismicidad, y la contaminación hídrica. Lo verdadero es que hay muchos países que están reevaluando este método y esperamos que Colombia también lo haga. Francia, Bulgaria, Holanda, Alemania, Irlanda y muchos más han dicho no al Fracking. Aunque, el escepticismo nos hace dudar ya que los imperativos de una economía capitalista tienen supremacía sobre la naturaleza y los grandes emporios internacionales como  Exxon Mobil, y Phillips no dejarán ir este negocio y menos en un país en desarrollo. Y conociendo nuestros gobernantes más adelante tendremos la noticia de aprobación; porque los dividendos son prometedores para superar el déficit. 

Es importante diversificar, no solo de petróleo vive el hombre. Tenemos tanta capacidad para desarrollo del campo que una política agropecuaria con beneficios de exención de impuestos haría llamativa esta oferta y convertiría a nuestro país en despensa del mundo.

Los planteamientos de los defensores  es la destinación de estos ingresos hacia atención social que infortunadamente sabemos en Colombia es la más afectada.

Pero una realidad devastadora no permitirá que esto se cumpla por cuanto la corrupción es un cáncer que carcome la sociedad  y nuestro país es líder en ella.