El informe oficial del DANE sobre el crecimiento de la economía en 2017 no trajo ninguna sorpresa.
A pesar de que estaba anunciado, un crecimiento de 1.8 por ciento anual es decepcionante.
Equivale prácticamente a perder el año en términos de crecimiento del ingreso por habitante. Pero aún más deprimente es la respuesta del gremio industrial al crecimiento de su sector, que fue negativo en 2017.
Lo que solicitan los industriales no deja entrever que se preparan para restructurar el sector, volverlo más intensivo en tecnología, sofisticar, diversificar y renovar la oferta de productos industriales, o incrementar el consumo de materias primas y productos intermedios de origen nacional para generar una mayor demanda local en la cadena de suministro.
Muchas de las solicitudes son para obtener subsidios, o reducir costos y cargas financieras o fiscales.
No hacen un análisis de cómo restructurar la industria, o cómo incorporar a las universidades y a la inversión extranjera a la solución del problema.
Sin embargo, aportan propuestas sobre el sistema tributario que se deben acoger, no solamente la de rebajar la tarifa del impuesto sobre la renta corporativa.
Piden que se simplifique y se reduzca a la mitad o menos el número de artículos del estatuto tributario, y que se reforme el régimen impositivo territorial para controlar impuestos y otras cargas arbitrarias.
También quieren que en la medida que los impuestos superen los del año anterior en más que un determinado porcentaje, se reduzca el número de años para que quede en firme la declaración de renta.
Como la evasión es del orden de 30 por ciento, el gobierno podría ofrecer que si el recaudo del impuesto aumenta más que 20 o 25 por ciento en la declaración de renta de 2018 o 2019, por ejemplo, esta quede en firme, siempre y cuando no se reduzca ese recaudo el año siguiente.
Si el aumento es menor, pero superior a 10 o 15 por ciento, se podría recortar a la mitad el número de años necesarios para quede en firme.
Es una manera interesante de mejorar la transparencia y el recaudo en relativo poco tiempo.
El aumento de la producción agropecuaria, que fue la actividad estrella de 2017 con un crecimiento de 4.9 por ciento de su valor agregado en el año, no debe servir de pretexto para que se sigan posponiendo reformas institucionales que remuevan los obstáculos que impiden que se dinamice la economía campesina, que mejore el acceso de pequeños productores a la tierra y a los medios de producción y que se incorporen regiones enteras de tierra cultivable a la plena producción.
Un sector que ha mostrado un dinamismo sin precedentes como resultado de los acuerdos de paz y la buena publicidad que ellos y el Nobel de Santos trajeron consigo es el turismo. Los hoteles tuvieron el año pasado una ocupación récord y 6.5 millones de turistas nos visitaron en 2017. Dinero reporta que es el segundo renglón que genera ingresos en moneda extranjera y que es un creador de empleo sin par. ¿Cuánto tiempo más va a seguir floreciendo el turismo si siguen matando líderes sociales, si no hay control del estado en las zonas naturales más atractivas, y si los líderes de la derecha insisten en generar mal ambiente y mala prensa?