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Mucho optimismo
Si a alguna conclusión llegué durante mis cuarenta años de periodismo es que si existe un delito que no tiene solución es la corrupción.
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Viernes, 11 de Septiembre de 2015

Si a alguna conclusión llegué durante mis cuarenta años de periodismo es que si existe un delito que no tiene solución es la corrupción. Por más que se hable, se firmen pactos, se den declaraciones y se ofrezcan castigos, los corruptos proliferarán en todos los campos de la actividad nacional.

No hay manera de combatirlos. ¿Por qué razón? Muy fácil. Porque es imposible combatir la ambición por el dinero. En alguna oportunidad, en diálogo con el contralor que fuera mi jefe, le señalé que había descubierto la fórmula para combatir la corrupción.

Y ante su obvio interés, le dije: ’’es muy fácil. Solo se necesita acabar con el dinero’’.

Algo es seguro: mientras haya dinero habrá corrupción, deseo de apoderarse de los billetes.

No hay una sola manifestación del fenómeno, que produce inmensas pérdidas a la economía nacional. Hay muchas, miles.

Por ejemplo, también hay corrupción en el suministro de alimentos para los niños en edad escolar, algo que constituye, además, un pecado imperdonable.

Se ha descubierto que firmas constituidas a las carreras por políticos vinculados a las campañas electorales se están enriqueciendo al suministrar alimentos solo aptos para engordar marranos, a los niños de escuelas y colegios, gracias al reparto de comisiones, denominadas graciosamente ‘’coimas’, a los concejales del respectivo pueblo.

Pero hay otras modalidades.

¿Qué tal los que pagan por un diploma de universidad para acceder a algún cargo en el  gobierno? O los que colocan a las amiguitas en altos cargos oficiales gracias a su amistad con el mandatario de turno?

Pero hay más ejemplos de la mala fe y la falta de honradez. Es conocido en el ambiente de la radio la palabra ‘’payola’’,  una propina para hacer sonar un disco con el propósito de vender ejemplares en los almacenes especializados. También hay propinas para los cronistas taurinos quienes reciben el publicitado ’’sobre’’, que incluye  boletas y dinero.

Hace poco estalló un escándalo en la publicitada organización mundial del fútbol, la Fifa, donde los dirigentes de varios países recibieron dólares, y no cualquier cantidad, por otorgarle la sede de un mundial a un país donde se registran temperaturas elevadísimas, lo que hará muy difícil realizar los encuentros.  

El dinero ya tiene en la cárcel a varios. ¿Y qué decir de la fuga del Chapo Guzmán, posible gracias a generosas propinas?

No se pueden olvidar los problemas en Brasil, que tienen en evidente peligro de perder su cargo a la primera mujer presidente de ese gigantesco país, Dilma Rousseff, quien está contra los palos por culpa de unos funcionarios a  los que pillaron saqueando los recursos de la empresa estatal de petróleos. Hasta manifestaciones populares con millones de participantes ha habido en ese país para pedir la renuncia de la mandataria.

Aquí, como hay muchos cínicos, se fundó movimiento que ha recibido miles de millones, que han servido para la elección de sus directivos.  Se anuncian campañas contra la corrupción, se crean premios para los más limpios. Pero los dirigentes de los grupos sin pecado son como los fariseos, sepulcros blanqueados.  Solución radical no existe, pero hay que enseñar a los niños desde la cuna que los recursos públicos son sagrados y no se tocan. Como la mujer ajena.  GPT 

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