Conocer a México requiere tener una mente abierta y un deseo de adentrarse en su historia y en sus culturas ancestrales, y observar con cuidado el presente de su vida cotidiana.

Antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI, varias civilizaciones habían pisado el territorio mesoamericano y dejado su impronta en los lugares que habitaron, en las construcciones que se conservaron por muchos siglos, y en las costumbres y creencias que fueron trascendiendo una y otra en la comunidad humana.

Desde los Olmecas, que es la civilización de la cual se derivaron las posteriores, hasta los Aztecas que fueron finalmente derrotados por Hernán Cortés, todas tienen raíces en la cultura mexicana, y de una u otra manera se han proyectado en el tiempo.

Es imposible hacer en un breve artículo de prensa siquiera un resumen aproximado de la historia y de las características fundamentales de este gran país. Pero simplemente pretendo llamar la atención sobre aspectos de importancia.

Aparte de la sangrienta conquista española que destruyó gran parte de cultura de los mexicas, hay que rememorar que México tuvo una verdadera revolución que condujo a finales del siglo XIX y comienzos del XX a la construcción de un Estado Federal y un sistema político muy original, según el cual durante largos años estuvo presidido por el PRI, -Partido Revolucionario Institucional- como un ejemplo, tal vez único en el mundo de institucionalizar una revolución.

Como otro hecho singular, México también fue atacado por España y Francia con el fin de resarcirse de las deudas oficiales causadas por las guerras internas, hasta el punto de que Francia impuso a un emperador austriaco, Maximiliano, que en compañía de su esposa Carlota trató de crear una monarquía, con lujosa corte y todo, que finalmente fue derrocado y fusilado por los anti monarquistas.

No se puede soslayar que unos de los hechos que más afectaron a los mexicanos fue la pérdida de aproximadamente la mitad de su territorio por la guerra con los Estados Unidos, herida que aún permanece abierta.

Estos hechos, entre otros, nos permiten entender mejor a una nación que hoy ocupa un lugar sobresaliente entre las economías latinoamericanas y en los países en vías de desarrollo.

Para concluir esta incompleta visión hay que mirar a la Ciudad de México que es la segunda capital más poblada del mundo, con veinte millones de habitantes, con un sistema de transporte envidiable que cuenta con un metro compuesto de 8 líneas que intercomunican toda la extensión urbana, en muchos tramos superficiales; con un reciente sistema de metro – bus, de las mismas características del Transmilenio, que recorre la Avenida Insurgentes con 46 estaciones; con autobuses modernos que complementan el sistema del metro; con grandes avenidas que intercomunican a todos los núcleos urbanos, como la enorme avenida de segundo piso que se extiende por 60 kilómetros sin semáforos.

Los modernos desarrollos urbanos tienen muestras imponentes de la arquitectura contemporánea, pero se conservan grandes instituciones en pleno auge como la Universidad Autónoma de México (UNAM) o el Museo de Antropología, sólo para citar dos ejemplos.

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

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