Se cumple el próximo 11 de septiembre los cincuenta años del golpe militar contra el gobierno democráticamente electo del presidente Salvador Allende en Chile y sin duda es un hecho que vale la pena recordar y analizar. Por las enseñanzas que de allí se derivan para el hoy de las democracias en Latinoamérica y del mundo.
Primero, es necesario recordar que en ese momento nos encontrábamos en plena ‘guerra fría’ –el mundo dividido en dos campos, el capitalista, liderados por Estados Unidos y el socialista o comunista liderado por la Unión Soviética- y cada campo consideraba como enemigo fundamental a su adversario, el comunismo para el primero y el capitalismo para el segundo; pero ello generó para América Latina la llamada ‘Doctrina de Seguridad Nacional’ que le daba a los militares la ‘responsabilidad’ por la supervivencia de la nación ante enemigos externos e internos, esta influencia doctrinaria imbuyó el pensamiento de las fuerzas armadas en la región y promovió el copamiento de los Estados por los militares –fue el período de los golpes militares iniciado en Brasil en 1964 y que se extendió como mancha de aceite por la mayoría de los países de la región y dentro de ellos se ubica el de Chile contra el presidente Allende-, igualmente se extendió la idea del ‘enemigo interno’, que se suponía eran los ‘comunistas’ en cada país, entendiendo por esta expresión todos aquellos que protestaban o lideraban demandas sociales-.
Segundo, en el caso del presidente Allende se trataba de uno sui generis, pues era el triunfo por la vía democrática de una coalición de partidos de centro y de izquierda, la Unidad Popular, lo cual era algo inesperado en un momento en donde estaba en boga en toda América Latina la influencia de la revolución cubana y del Che Guevara que planteaban que la forma de llegar al poder era por la vía de las armas, promoviendo las insurgencias guerrilleras. Por ello el triunfo de Allende marca un cambio muy importante en el debate regional de las izquierdas: que sí era posible llegar al gobierno por el camino democrático electoral y que no era una especie de dogma el acudir al uso de la violencia. Esto generó en muchos países el surgimiento de coaliciones políticas que buscaban replicar en nuevas realidades lo que se había logrado en el caso chileno.
Tercero, Salvador Allende, fue un médico que se vinculó a la política partidista a través del Partido Socialista, del cual fue uno de sus dirigentes más relevantes, pero adicionalmente con una perspectiva de solidaridad latinoamericana y convencido que era posible llegar al socialismo por el camino reformista.
Por ello el viernes 1 de septiembre la Embajada de Chile junto con el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional realizaron un seminario internacional, “Lecciones para la democracia en América Latina a 50 años del golpe militar en Chile”, para hacer un análisis tranquilo y reposado de los hechos sucedidos y especialmente de cómo debe ser el rol de los nuevos gobiernos progresistas y de los militares en el hoy de la región.