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Más allá de la frontera
La realidad es que en Colombia tanto el consumo como la producción de estupefacientes están fuera del control.
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Miércoles, 1 de Noviembre de 2017

Decir que Colombia es responsable del aumento del consumo de estupefacientes en los Estados Unidos porque los cultivos de coca y la producción de droga creció, es tanto como afirmar que los productores de aceite o de comida ‘chatarra’ deben responder por la expansión de la obesidad en la población mundial. 

En este último caso hay una competencia de mercado que elabora alimentos que nutren y generan bienestar al organismo, pero también hay comestibles procesados que nada aportan a la nutrición; entre uno y otro debe haber control, pero es el consumidor, con sus hábitos, quien decide lo que lleva a su boca. 

En el asunto de la cocaína y otros narcóticos, además del compromiso de las autoridades para perseguir la producción, la decisión de consumirlos es de las personas que por diferentes causas sociales, familiares y de otra índole, llegan a ser adictas. 

En lugar de buscar responsables externos los gobiernos deberían evaluar las razones por las cuales la población cada vez consume más alucinógenos. Los orígenes se pueden encontrar en el sistema de educación, en el núcleo familiar, falta de oportunidades o escasas campañas que concienticen sobre las consecuencias nefastas de las drogas alucinógenas, en fin, la respuesta se obtiene con estudios serios sobre la situación social actual. 

La preocupación de las autoridades estadounidenses es grande, teniendo en cuenta que las cifras oficiales revelaron que el año pasado se presentaron más de 60.000 muertes por el uso de estupefacientes. Este problema no es exclusivo de los norteamericanos, en Colombia también hubo un incremento considerable en los que han probado alucinógenos. 

Se estima, de acuerdo con datos del Observatorio de Drogas del Ministerio de la Justicia y el Derecho, que cerca de tres millones de colombianos consumieron drogas y por lo menos el cinco por ciento de la población mundial está en la misma situación; siendo la marihuana la más utilizada y la heroína la más nociva, al punto que es el opiáceo que más víctimas mortales causa. 

La realidad es que en Colombia tanto el consumo como la producción de estupefacientes están fuera del control. Los métodos de erradicación manual y sustitución de cultivos ilícitos no han dado los resultados esperados y ante la propuesta de regresar a la fumigación, cultivadores de 12 departamentos se declararon en paro, con manifestaciones en diferentes partes del país. 

Cerca de 120.000 familias se dedican al cultivo de coca y marihuana, quienes reclaman del Gobierno mejores condiciones para sustituirlos por plantaciones de pancoger. 

Los cultivos ilícitos son un problema para muchos países en América Latina que los producen, por eso no es aceptable la conclusión del gobierno norteamericano al responsabilizar al país por el aumento del consumo. Además el uso de las drogas sintéticas, que no se procesan en Colombia, también se incrementó y es otra de las razones de la adicción en Estados Unidos. 

El narcotráfico es un delito transnacional y así lo ha entendido la comunidad internacional que desde hace muchos años declaró la guerra contra las organizaciones dedicadas a ese ilícito, pero asimismo la adicción a los narcóticos es un mal que no conoce fronteras, si bien muchas de sus causas se podrían encontrar en la situación social de cada país, la responsabilidad para prevenir y erradicarlo debe asumirse de manera conjunta. 
@WilsonRuizO

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