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Mal de muchos
Los resultados del año pasado indican que la mayoría de los sectores productivos están estancados.
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Sábado, 25 de Febrero de 2017

El crecimiento en 2016 (2%) hace necesario cambiar de rumbo y dejar de buscar consuelo comparando a Colombia con países de la región que van mal. Los resultados del año pasado indican que la mayoría de los sectores productivos están estancados. El valor agregado del sector financiero creció 5 por ciento en el año. Pero si el resto de la economía no crece, difícilmente puede ser este un resultado que se repita o que sea sostenible. El sector de la construcción también creció satisfactoriamente (4.1 por ciento) impulsado por construcción no residencial, infraestructura de transporte y de servicios públicos. Este año puede conservar un ritmo similar si revive la inversión de los gobiernos locales que el año pasado solamente le aportaron 0.1 por ciento al crecimiento de la economía, una sexta parte de lo que habían contribuido en 2015. 

La industria manufacturera creció 3 por ciento en 2016 en buena medida impulsada por la refinería de Cartagena. Aparte de refinación de petróleo, los otros sectores industriales que crecieron producen bienes tradicionales para el mercado local. Los demás sectores crecieron con la economía o menos. El sector comercio fue poco dinámico y el sector agropecuario solamente creció 0.5 por ciento. La minería cayó 6.5 por ciento en el año. 

Dicen que estos malos resultados son el precio que se ha pagado por haber salido de la dependencia de exportación de petróleo, minería y productos básicos. Pero no se esté haciendo nada distinto a esperar a que vuelvan esas vacas gordas. 

La tasa de cambio se ha revaluado y hasta el viernes pasado no había caído la tasa de interés, a pesar de que el consumo se ha parado. Se nos acabaron las ideas. 

Ricardo Hausmann dice en un artículo muy crítico de Colombia y muy elogioso con Panamá que nuestra política económica carece de autenticidad, trata de imitar las mejores prácticas de países desarrollados sin adaptarlas ni buscarle soluciones propias a problemas concretos (“Liderazgo Auténtico”, Project Syndicate, Enero 13 de 2017). Es curiosa esta observación de Hausmann porque ha pasado años promoviendo en Colombia recetas prefabricadas de su propio cuño, pero no parece estar equivocado excepto porque la paz califica indudablemente como una política que ha sido fruto de “liderazgo auténtico”. Pero su relevancia para la economía requiere que durante el post conflicto se siga ejerciendo ese tipo de liderazgo. 

Un problema que Colombia no ha podido resolver para crecer más rápidamente es cómo diversificar y aumentar sus exportaciones y el valor agregado de ellas. Perú lo ha logrado llevándole agua a regiones desérticas, haciendo posible un desarrollo muy importante de exportaciones agrícolas, que posiblemente se puede emular. Panamá, dice Hausmann, hizo algo parecido aprovechando la infraestructura que le quedó cuando se fueron los militares de Estados Unidos para atraer inversión. Los dos países crecen ahora a tasas muy superiores a sus promedios históricos. Un sitio promisorio para buscar esas soluciones es el sector agropecuario. Unas pocas inversiones estratégicas en vías, en riego y en investigación pueden aumentar el área cultivable, la producción y la inversión privada.

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