Hay muchos inconvenientes que afronta el departamento y de manera directa afectan a sus habitantes, tanto que no hemos logrado ocupar a través de la historia un sitio de importancia cuando se les clasifica por importancia, industrialización o productividad. Estamos en el grupo de los rezagados.
 
Es posible que se hayan hecho intentos para lograr un mayor progreso y cubrir los atrasos registrados, pero vemos que han sido insuficientes porque las cosas no han cambiado de manera sustancial. Los gobernadores, diputados y los representantes a la cámara, los directos responsables de la administración de este segmento de la división política de Colombia, hasta ahora no han podido de manera efectiva echar para adelante a Norte de Santander.

Entre los problemas más agobiantes de nuestro departamento está la malla vial. Dos vías principales nos comunican con el resto del país, por Pamplona hacia el interior y por Ocaña hacia la costa caribe. En el primer caso se adelantan los trabajos de la doble calzada, según los informes del concesionario estamos próximos a la terminación de la obra con sus viaductos y túneles. Siempre hemos creído que fue una decisión no muy afortunada abandonar el proyecto que nos comunicaría con Bucaramanga pasando por el ato del Escorial, con ello se reduciría la distancia entre Cúcuta y la capital de Santander. Primaron algunos intereses por encima del bien general y la obra quedó en pañales.

En el caso de la carretera a Ocaña, hay un tramo en buenas condiciones que alcanza a llevarnos hasta Sardinata, pero de ahí en adelante la carretera tiene serios problemas que complican su tránsito. Ahora mismo está interrumpida por la avalancha ocurrida en el Tarrita, una tragedia que pudo ser evitada con medidas preventivas que no se aplicaron en su momento. Así que, todo el transporte hacia Ocaña y la costa norte está detenido y las pérdidas económicas para los transportadores y los habitantes de la región son bastante onerosas.

Las vías terciarias que comunican a los pueblos más pequeños son precarias porque solo en algunos trechos son transitables con relativa comodidad, en general presentan dificultades que no han sido solucionadas por las administraciones departamentales que han pasado por el llamado palacio de la cúpula chata desde hace décadas. Ese hecho también marca un desafortunado derrotero para los municipios que han permanecido estancados por muchos años.
 
Si pensamos y repasamos solo este aspecto, el de las carreteras del departamento, encontramos que estamos lejos de tener las vías de las cuales gozan los departamentos del centro del país y el atraso sigue siendo mayor, solo nos salva la vía a Pamplona, en esos setenta y cinco kilómetros que pronto estarán en mejores condiciones.
 
En octubre elegiremos un nuevo gobernador ¿Estarán listos los nortesantandereanos para escoger un buen gobernante alejado de intereses personales y politiqueros, dispuesto a trabajar por el Norte? Debemos empezar a decantar los personajes con esta aspiración. ¿Habrá forma que los diputados y los congresistas, a nombre del departamento intervengan para dar solución definitiva a este problema? Porque hasta ahora las medidas adoptadas no pasan de ser paliativos.