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La piñata es Colombia
Políticos de todas las corrientes, que solo les interesó el plan de desarrollo.
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Miércoles, 17 de Julio de 2019

Amables Lectores: Leyendo al columnista Carlos Gustavo Álvarez, se activaron mis recuerdos de la niñez, donde existían las famosas fiestas infantiles. Estas eran calificadas por los niños como buenas y malas. Las primeras además de su consabido trozo de “Kekis”, así se llamaba humildemente, en esa época, al renombrado hoy, con bombos y platillos: “Ponqué decorado con cubierta de azúcar”. La tarjeta de invitación de las fiesta buenas traía impresa la nunca bien ponderada frase, con: “Piñata y payasos”. Las fiestas infantiles clasificadas como “malas” carecían de estos dos últimos ingredientes, es decir “Sin piñata ni payasos”.

El momento crucial de la fiesta infantil y esperado por todos era el “Llamado” de la mamá del niño homenajeado a “Romper la piñata”. Esta era una “Olla de cartón” adornada con serpentinas de diversos colores, colgando de unas pitas cruzadas y llena de toda clase de chucherías. Había carritos de plástico, vacas, caballos, ovejas y casitas del mismo material; en fin tenía esa caja de cartón cositas por las que cualquier niño de la época se enloquecía.

A uno de los niños invitados le vendaban sus ojitos con un trapo preparado para la ocasión y luego de darle vueltas sobre sí mismo para desorientarlo le entregaban un palo y le marcaban como tarea “Romper la Piñata”. Los otros niños invitados gritaban: “A la derecha, ahora a la izquierda” para dirigir al poseedor del madero, en su labor de golpear y desbaratar “La piñata”. Por fin, después de varios intentos, “El escogido” lograba su cometido.

Todos los demás niños se precipitaban ansiosos al suelo en busca de apoderarse de algunas chucherías. Se producían agresiones, gritos como “Yo cogí primero esa ovejita, no me la quite”. Con el cinismo que siempre ha existido a esa lucha por “poseer más”, la llamaban “Fiesta infantil”.

Creo que lo descrito, es el ejemplo más exacto y oportuno, de lo que pasa en la actualidad en nuestro país; “La piñata es Colombia”. En ese recipiente de cartón, está toda la nación. Los contratos, la riqueza minera, los presupuestos nacionales, departamentales y municipales, la burocracia total con el poder que genera su nominación y manejo, está el presente y el futuro de un país para nuestros hijos y nietos, la legalidad, la autoridad, la ética, en fin está todo.

Alrededor de esta ”Gran piñata” llamada Colombia se mueven oportunistas que buscan presente y destruyen futuro con su teoría “Nada me importa y todo se puede” y que solo buscan manejar el “Cómo voy yo en eso”.

Políticos de todas las corrientes, que solo les interesó el plan de desarrollo, para apoderarse del manejo del 20% del presupuesto. Abogados que concilian con algunos jueces corruptos para enriquecerse con demandas y embargos. Cortes que emiten conceptos solo animados de conveniencias políticas y olvidándose de manifestarse en derecho, aplicando el corrupto concepto que: “A mis enemigos les aplicó la Ley, pero a mis amigos se la interpreto”.

A los “Honestos” anteriores hay que sumarle las mafias con un territorio manejado por el narcotráfico y una altísima informalidad con su porosidad hacia el delito. Todos le quieren “Pegar duro” a la piñata que es Colombia y precipitarse a coger lo que caiga. Buscan apropiarse de toda la riqueza, del poder, del dinero, de las tierras. Se pisotea el presente y se crea caos.

No olvidemos que aunque no parezca, por nuestra pasividad, los buenos somos más que los malos. Estamos todavía a tiempo de luchar para que Colombia no siga siendo tratada como una piñata y así evitar que el populismo gane la partida.

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