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Instrucciones para hacer el pesebre
Y  no me digan que exagero. Estamos acostumbrados a dejar todo para mañana.
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Martes, 21 de Noviembre de 2023

A pasos agigantados se nos está metiendo diciembre, y no es bueno que nos coja con los calzones abajo. Quiero decir, que no dejemos todo para última hora, como por lo general nos acontece a los humanos de todas las latitudes, pero en especial a los habitantes de estas regiones.

Y  no me digan que exagero. Estamos acostumbrados a dejar todo para mañana, haciendo a un lado lo que nos enseñaban los abuelos: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Los perezosos parece que lo entienden al revés y proclaman: No hagas hoy lo que puedas hacer mañana.
 
Tengo una amiga gordita, que ya empezó a decirme lo que me dice todos los años: El año entrante sí voy a hacer dieta. Y nunca llega ese año entrante. Un amigo, con ínfulas de escritor, me confiesa: El año entrante comienzo a escribir la novela que me hará famoso. Ya lleva varios años con el mismo cuento.

En las pasadas elecciones de octubre, una familia de vecinos se quedó sin votar, porque dejaron para última hora el compromiso con la patria. Llegaron tarde a las urnas, y les tocó devolver la platica que les habían dado por ejercer el derecho al voto. Chupe, carajo, dije yo, que el  día de elecciones  estoy a las 7 de la mañana listo a meterme al cubículo a rayarle la cara a mi candidato preferido. ”Por lo menos espere a que suene el himno nacional”, me dijo uno de los jurados cuando me vio ansioso por salir de ese trance. 
 
Pero no iba a hablar de la costumbre de dejar todo para después, sino de hacer el pesebre. Porque hay gente que llega el 7 de diciembre y no han comprado las velitas. Mi mujer comienza desde Semana Santa a preparar los farolitos de ese día. Yo le digo otro refrán (herencia de Cleto Ardila, mi abuelo arriero): Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre. Pero ella no me hace caso y sigue preparando desde abril los farolitos de diciembre.

Vuelvo al pesebre: ¿Para qué y por qué hacer pesebres? Es una pregunta que se hace mucha gente, en especial los ateos y los incrédulos y algunos hermanos descarriados llamados evangélicos.  La costumbre -como todos lo saben- se la debemos a san Francisco de Asís, que tuvo la genial idea de representar en vivo el nacimiento de Jesús, a las gentes de su parroquia, en cierta navidad. Metió una burra, un buey y una pareja de esposos con su hijo recién nacido. Todo le salió a la perfección. Como los animales le hacían caso a Francisco, el santo se consiguió un burrito sabanero para que trotara hacia Belén, y les ordenó a los peces del río que nadaran y bebieran y volvieran a beber, y las aves del cielo  llegaron a trinar a la cuna, a pesar de ser media noche.

El santo de Asís no había estudiado publicidad ni técnicas de mercadeo, pero nos vendió la idea de hacer pesebres, grandes en las iglesias, y pequeños en las casas.

Cuando yo estudiaba en el Seminario (El Dulce Nombre de Ocaña), mi familia veía en mí algo parecido a san Francisco, y me buscaban para que yo les hiciera los pesebres de sus hogares. Cuando me retiré del seminario (los curas eudistas dijeron que yo tenía muy poco del de Asís), yo seguí haciéndoles pesebres a las amigas del pueblo y en esas jornadas maravillosas se nos iban las horas y el pesebre avanzaba muy poco.
(Esta historia de pesebres continuará).

gusgomar@hotmail.com

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