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Falsas emergencias
La responsabilidad de conducir un vehículo de emergencia, debe ir más allá del dinero que reciben por entregar el paciente.
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Domingo, 3 de Marzo de 2019

A diario se observan ambulancias desplazándose a altas velocidades, activando sus sirenas y encendiendo las luces, como una señal de emergencia ya sea cuando van en busca de una persona herida o cuando la transportan a un centro hospitalario.

Sus conductores, en un afán por llegar al destino generan infartos en la movilidad, puesto que por tratar de adelantar los vehículos que se encuentran a su paso, muchas veces son los responsables de accidentes que se suceden en la supuesta emergencia.

El artículo 64 del Código de Tránsito establece: “Cesión de paso en la vía a vehículos de emergencia.Todo conductor debe ceder el paso a los vehículos de ambulancias, cuerpo de bomberos, vehículos de socorro o emergencia y de la policía o ejército orillándose al costado derecho de la calzada o carril y deteniendo el movimiento del vehículo, cuando anuncien su presencia por medio de luces, sirenas, campanas o cualquier señal óptica o audible. En todo caso los vehículos de emergencia deben reducir la velocidad y constatar que les han cedido el derecho de paso al cruzar una intersección.”

Infortunadamente, la mística para conducir estos vehículos de emergencia, no existe y en cambio, se cuenta con muchos irresponsables conductores que cuando están en el volante, toman su celular y graban la manera como alteran el flujo normal vehicular, tal como lo pude constatar hace unos días, cuando observé a una persona de sexo femenino, ubicada al lado del conductor, que con celular en mano, grababa y reía de ver la impotencia de muchos conductores al tratar de dar espacio en la calle 18 muy cerca de la Clínica Norte.

Una vez pasó la luz en rojo del semáforo, continuó su trayecto como si nada hubiese ocurrido y es entonces cuando se evidencia, la falta de una norma que castigue severamente a estos “payasos del volante”

Aunque eso no lo es todo. Pensemos por un instante ¿qué pasaría si en una de esas travesuras, el conductor de la ambulancia choca a otro automotor, aduciendo que estaba cubriendo una emergencia, cuando en realidad estaba jugando con el automotor? ¿Es lo mismo transportar una persona que ha sufrido un infarto en el corazón o aquella persona que se fracturó una pierna mientras conducía una motocicleta?

Considero que la responsabilidad de conducir un vehículo de emergencia, debe ir más allá del dinero que reciben por entregar el paciente en cualquiera de los centros médicos especializados, puesto que la ciudadanía está agotada de ser testigo de las falsas emergencias y por la misma razón es oportuno pensar en el trabajo juicioso de un legislador que presente una propuesta de orden nacional. 

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