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Eventos históricos repetitivos– el Irán de los ayatolás
Ni Egipto ni Irán ni el Líbano son árabes, como si lo eran los árabes que vivían en el mandato palestino de Gran Bretaña.
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Sábado, 5 de Julio de 2025

Ochenta años después del fin de la Segunda Guerra Mundial estamos repitiendo el mismo escenario de los años 30 del siglo XX de “negociar para apaciguar” las autocracias, hasta que el costo de neutralizarlas es altísimo (columna anterior).

En esa ápoca alHusseini, líder nacionalista árabe palestino erael gran Muftí de Jerusalén, un título islámico que  se aplica al más importante de los intérpretes de la Sharia o ley islámica suní, quien buscaba obsesivamente la desaparición física de los judíos. Se reunió con Hitler para ofrecerse a lograr ese futuro propósito en Oriente Medio. Después de la guerra participó en el impulso devarios grupos terroristasque nacieron con las premisas del gran Muftí de eliminar a los judíos. Los nacionalistas árabes, sus aliados, por su parte, no tuvieron problema en adaptar ese nacionalismo al comunismo de la URSS, volviendo así al nacional socialismo que pregonó Hitler.

Ni Egipto ni Irán ni el Libano son árabes, como si lo eran los árabes que vivían en el mandato palestino de Gran Bretaña. Egipto es una de las civilizaciones clásicas que tuvo una gran base griega por la influencia de Alejandro Magno, y aunque es musulmán sunita, tiene raíces étnicas no árabes. El Libano era un oasis cristiano de desarrollo hasta que los franceses le sumaron una gran población árabe que lo llevó a la condición de Estado Fallido. Irán es el heredero de la civilización persa y aunque es musulmán, no es sunita sino el principal país chiita. Lo único que sunitas y chiitas comparten es su odio a los judíos.

La antigua Persiafue conquistada por los musulmanes en el siglo XVI,quienes crearon un imperio que llegó hasta el siglo XVIII, el Imperio Safávida, que fue sucedido por varias dinastías monárquicas, la última la Palhevi. El segundo Palhevi cambió el nombre del país por Irán y se declaró Sha (emperador). Fue como todo monarca absoluto y autócrata, corrupto y cruel, aunque “occidentalizó” la vida en Irán. Su gran opositor en el exilio era un clérigo chií convertido en Ayatolá,líder espiritual, jurista, maestro de la Shaira y jefe político, quien logró derrocarlo en 1979,quien instaló la República Islámica de Irán, declarándola una teocracia con un líder supremo, el ayatolá. El Ayatolá Jomeini defendió una versión extrema arcaica del Islam y su misión de expandir el islam chiíta por el mundo. Declaró a Occidente la gran prostituta, a Estados Unidos el gran satán, a Israel el pequeño satán que debía ser exterminado y a sus primos musulmanes sunitas como herejes.

Aunque el programa nuclear de Irán lo inició el Sha en los años 50 con la ayuda de Estados Unidos, para uso energético, tras la llegada de Jomeini se reorientó a una visión militar. Jomeini fue sucedido por Jamenei, quien es una versión más radical de Jomeini e impulso el programa para lograr un arma nuclear, a la vez que creó grupos radicales y apoyó a otros que atacarán principalmente a Israel, aunque con enfoque a todo Occidente. Obama siendo presidente de Estados Unidos, para apaciguarlo, levantó todas las sanciones que había sobre Irán e impulsó su base económica en el petróleo a cambio de un acuerdo para desmontar el enriquecimiento de uranio en Irán. Por eso le dieron el Nobel de Paz, como a Chamberlain cuando regaló Checoslovaquia a Hitler.

Irán, nunca pensó cumplirlo ni fue debidamente conminado a cumplirlo. Israel ante el riesgo real que Irán cuente con armamento nuclear, como previno la OIEA, atacó al régimeniraní para eliminar el riesgo. Aunque Trump atacó una vez a Irán, no quiso derrocar el regimen y acabar el problema, cuya solución habrá que atender más tarde y saldrá muy costosa.

De Nobel a Nobel de Paz, las autocracias amenazan la supervivencia del Occidente libre. Estamos en unapaz similar a la de agosto de 1939. En Colombia sabemos lo dañino que puede ser un Nobel de Paz.


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