El nombre de Eustorgio Colmenares está indisolublemente ligado a La Opinión de Cúcuta, periódico que nació en 1958 como un semanario inspirado por el expresidente Virgilio Barco Vargas para difundir las ideas del Partido Liberal, y que en cabeza del doctor Colmenares Baptista se convirtió en el diario más importante del departamento Norte de Santander y uno de los más prestigiosos de Colombia.
Son numerosas las facetas sobresalientes de este odontólogo de profesión que, sin abandonar su oficio de periodista, fue un exitoso dirigente deportivo, secretario general del Ministerio de Comunicaciones, alcalde de Cúcuta durante cuatro años, y senador de la República, cargos en los que impulsó valiosas obras para el servicio de su querida ciudad y de la región que representó dignamente.
Eustorgio Colmenares Baptista fue un político íntegro. En algunas ocasiones rechazó por modestia atractivos ofrecimientos de dignidades oficiales, pero nunca evadió las responsabilidades que le fueron dispensadas para servir a su patria. Siempre fue un analista juicioso del devenir político regional y nacional, aunque ocasionalmente no fuera protagonista en él, pero cuando ejerció los cargos de comando los sirvió con dedicación y pulcritud. Ese es uno de sus legados más valiosos.
Con todo, su aporte más sobresaliente a Colombia es el diario La Opinión que él fortaleció, modernizó y puso a la cabeza del periodismo nacional. Su criterio de Director fue la objetividad informativa y, aunque siempre militó en el Partido Liberal, dio cabida en su periódico a todos los idearios y actividades partidistas. La Opinión es, sin lugar a dudas, el vocero más autorizado de toda la región.
En buena hora, Eustorgio Colmenares Baptista convirtió la editorial en una empresa familiar en la que participó de manera decisiva, en primer término, su esposa doña Esther Ossa Montoya quien estuvo siempre a su lado con su fortaleza de mujer firme. Ella, como siempre, estaba junto a él cuando fue asesinado.
Hoy, hijos y nietos continúan esa labor periodística que no está exenta de sinsabores y peligros, pero que ellos entienden como un compromiso con la sociedad en la que se ha desarrollado y constituido en un valor cultural y económico.
Hay recuerdos que se quisiera extraer de la mente porque laceran lo más profundo del ser, pero, con pesar, deben tenerse presentes como una lección de lo que una nación debe superar. La violencia que ha atormentado a Colombia durante siglos sólo se erradica con tolerancia y educación.
Uno de esos recuerdos dolorosos es el luctuoso 12 de marzo de 1993, hace 30 años, cuando fue vilmente asesinado el doctor Eustorgio Colmenares Baptista en la propia terraza de su casa que era el sitio habitual de sus reuniones familiares vespertinas. En esta breve nota quiero rendir a él un sincero homenaje, y hacer llegar a sus herederos mi sentida condolencia.
Como un reconocimiento a su vida y a su incansable labor periodística, la Sociedad Interamericana de Prensa le otorgó la Mención Póstuma a la Libertad de Prensa durante la 49a Asamblea General celebrada en Bariloche (Argentina) en noviembre de 1993.
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