Hoy se cumplen dos años del gobierno del presidente Gustavo Petro y la preocupación que me aborda por el rumbo que ha tomado nuestro país es evidente. Esta, más que una columna de opinión, es un llamado a la sensatez y al diálogo constructivo, algo que parece estar cada vez más ausente en la política de nuestro país.
La realidad que enfrentamos en Colombia es alarmante. Alrededor de 1.250 personas están abandonando nuestro país cada día, buscando en otros lugares las oportunidades y condiciones que aquí no encuentran. ¿Cómo pedirles a los colombianos que resistan, tengan paciencia y confíen en un gobierno que no les ofrece esperanza? Se lo dije al Presidente Petro, mirándolo a los ojos el pasado 20 de julio y se lo repito: en sus manos, el país está retrocediendo.
El verdadero cambio es hacer, no retroceder. La economía colombiana ha tenido su peor inicio de año desde la crisis de la pandemia. Las ventas en el comercio cayeron un 3% solo entre enero y mayo, miles de empleos se pierden y muchas familias se rompen a diario el lomo para poder llenar sus neveras. Los jóvenes, a quienes el Presidente les prometió un futuro mejor, enfrentan un desempleo del 40%y dificultades para acceder a la educación.
La violencia se ha recrudecido; durante este gobierno se han registrado 167 masacres según Indepaz, 134 casos de reclutamiento de menores y un aumento del72% en secuestros solo en el 2023, de acuerdo con el mismo Ministerio de Defensa.
Todo esto, mientras los líderes sociales y firmantes del Acuerdo de Paz siguen siendo asesinados. La seguridad no le pertenece a la izquierda o a la derecha, la seguridad es un derecho que todos los colombianos que claramente este gobierno no está garantizando. En lugar de proteger a la sociedad civil, el Presidente y su Ministro de Defensa han decidido ser complacientes con los grupos delincuenciales.
El verdadero cambio es hacer, no retroceder. Petro habla de un Acuerdo Nacional,pero ¿cómo podemos creer en él cuando a diario utiliza cada trino para atacar a la prensa, a la oposición, a los gremios, al empresariado y a cualquier ciudadano que no esté de acuerdo con su visión?
Es alarmante ver cómo utilizan la idea de una constituyente para promover una reelección, cuando el mismo Presidente prometió y hasta firmó en mármol no hacerlo.
La Constitución de 1991 ya contiene los elementos necesarios para un cambio real, entonces ¿Para qué cambiarla? ¿Será que le quedó grande gobernar y usa como excusa al Congreso para no hacerlo?
Colombianos, les pido que no se desanimen. Somos más grandes que los errores de un Presidente. Entiendo su frustración, especialmente cuando este gobierno está involucrado en uno de los más grandes escándalos de corrupción que afectan directamente los impuestos que ustedes pagan con mucho esfuerzo. Entiendo la dificultad que tienen para confiar cuando se desdibujan los límites éticos y de la vergüenza, pero este no es el final, al contrario, es la oportunidad para construir un nuevo comienzo.
Es momento de reiniciar el país con una apuesta firme por la seguridad y el desarrollo. Debemos apoyar a nuestras Fuerzas Militares y de Policía, buscar una paz verdadera que vaya de la mano con la seguridad, y castigar la reincidencia sin indulgencia. El trabajo honesto y la creación de empresas deben ser vistos como signos de progreso, no como delitos.
Necesitamos un Estado que facilite y no que obstaculice, que promueva el desarrollo sostenible y que incorpore la tecnología en todos los sectores,especialmente en el campo. Colombia no puede ser pensada sólo desde Bogotá; debemos desbogotanizar el país.
La corrupción debe ser enfrentada con justicia, sin beneficios, y con la extinción de dominio. Es nuestra responsabilidad reconstruir y reiniciar el país, porque: el verdadero cambio es hacer, no retroceder.
*Senador de la República
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