Entre tantas celebraciones novedosas como el día del abrazo, de la felicidad, del beso, y tomando en consideración otros relacionados con la salud, como el día de la tuberculosis, la salud mental, el SIDA, etc., no podía faltar una conmemoración que probablemente no se había incluido dentro del espectro médico, El Día del Sueño. Pues sí, existe una rama de la medicina que poco a poco va tomando su lugar dentro de la gran gama de especialidades a las que ya estamos acostumbrados, conocida como Somnología, que no es otra cosa que la ciencia que estudia las alteraciones del dormir. En un principio no se trata de unos estudios donde el médico debe acudir a una Universidad y presentar un examen para poder ingresar al postgrado, por el momento, quien se sienta motivado a ejercer este arte, debe buscarse él mismo su estancia en alguna casa de estudios u hospital fuera de Colombia, que imparta esta ciencia.
Ahora bien, debido a que en la actualidad se da mayor importancia a la necesidad de tener un buen sueño, o mejor dicho, un buen dormir, la Sociedad Mundial del Sueño, propone que cada tercer viernes de marzo se conmemore el día mundial del sueño, con la idea de difundir poco a poco que, quien no duerme bien, o lo suficiente, puede enfermarse de muchas cosas, tanto en el aspecto físico como en el mental.
Una de las razones que influyen en este mal dormir, es que, la tecnología parece quitarle horas a la jornada, dando lugar a un nuevo síndrome que podemos bautizar como “falta de tiempo”. Esto de las redes sociales y el desempeño en casa consume más minutos que ir al trabajo de manera presencial, se reciben peticiones o mensajes de varias personas a la vez, que quieren una respuesta inmediata, aunque en el texto digan “cuando puedas me respondes”, con la consecuencia que al final no se hace ni una cosa ni la otra, por lo que el día termina haciéndose más pequeño y se deben utilizar las horas de la noche para completar la faena, cuando se debería estar durmiendo.
Por otro lado, ahora existe una pérdida voluntaria de sueño. Muchas personas llegan a su casa a mirar los teléfonos, para de igual manera contestar a todo el mundo, o deleitarse en Tic-Toc con un perrito que casi muere ahogado en un río; recibiendo una luz intensa que le indica al cerebro que no es hora de dormir, retrasando el sueño y produciendo insomnio, algo que a la larga podría llevar a depresiones y ansiedades.
La falta de tiempo, la carga emocional al enterarnos de los eventos y situaciones de la vida cotidiana, o de lo que le sucede a nuestros seres queridos en vivo y directo, y la privación de sueño, definitivamente terminan por comprometer nuestro buen dormir y nuestra salud.
Las enfermedades que pueden empeorar por una mala noche de sueño van desde hipertensión, diabetes, depresión, ansiedad, hasta obesidad, pues quienes se trasnochan generalmente se levantan a comer, o también los niños que no duermen porque sus papás no les enseñan este hábito y se portan mal en el colegio, o sencillamente no rinden, pudiendo terminar con diagnósticos errados de TDAH o hasta bipolaridad, ya que, ellos deben dormir más horas que los adultos y no lo hacen.
Entonces, debemos preguntarnos, ¿desde cuándo dormir se convirtió en un suplicio para algunas personas?, es importante calmar ese ímpetu de la vida moderna, serenarse, y nunca olvidar que, dormir es un placer, no una obligación.
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