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¿Crecer más?
Hay que buscar la manera de evitar que el aumento de los impuestos y el alza en la tasa de interés conduzcan a un círculo vicioso.
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Sábado, 16 de Abril de 2016

En buena medida, la difícil situación actual de la economía es hija de la bonanza inmediatamente anterior. Finalizó un ciclo muy favorable de precios altos de los productos básicos y una demanda mundial creciente de esos productos. La combinación de crecimiento mundial y altos precios del petróleo y de otros productos permitió crecer más aceleradamente y ofrecer oportunidades para la población. Hemos tenido un aumento significativo de la clase media, disminución de la pobreza, aumento de empleo, mejoramiento en cobertura y parcialmente de la calidad de los servicios básicos. Todo esto se ha traducido en bienestar.

La bonanza también trajo consigo la fuerte y prolongada revaluación de peso que indujo cambios insostenibles en la mezcla de producción (alto contenido de importaciones), dependencia excesiva de exportaciones de productos básicos y caída de participación industrial en las exportaciones y el PIB. Los cambios en aspiraciones y expectativas han hecho proliferar derechos adquiridos y demandas crecientes de recursos del estado. El gobierno enfrenta entonces una disyuntiva, que comparte con los países de la región, de demandas crecientes del gasto e ingresos decrecientes o insuficientes del estado.

Esta disyuntiva conduce a una nueva reforma tributaria, aumentos en la tasa de interés, mayor ingreso de recursos de crédito público externo, un posible reverso o estancamiento de tasa de cambio, baja inversión, aumento del desempleo y crecimiento moderado de la producción minera, industrial y agropecuaria. A lo anterior hay que añadirle un deterioro del componente social.

Hay que buscar la manera de evitar que el aumento de los impuestos y el alza en la tasa de interés conduzcan a un círculo vicioso inducido por el efecto negativo que tienen esas medidas sobre la tasa de inversión privada y la de crecimiento. Tenemos que encontrar oportunidades y formas de crecer aún en este ambiente adverso a inversión y crecimiento. Si se confirman los anuncios sobre la inminencia de la paz que han hecho inoportunamente el consejero de Paz y el presidente, se le daría un impulso efectivo a la economía porque se despejaría una de las causas principales de incertidumbre y de parálisis empresarial.

Otro elemento que no ayuda es la revaluación reciente de la tasa de cambio. Dejarla caer por debajo de $3000 por dólar es una mala señal porque baja el piso a $2000. No se puede repetir el error que se cometió en el pasado más cercano. Parte del problema es que la revaluación ayuda a bajar la inflación y el gasto del gobierno, un evidente conflicto de interés.

No existe un plan explicito para salir de la olla. Si lo hubiera, con seguridad se estaría trabajando en lo que tendría un resultado más inmediato que sería el aumento de la inversión y de la producción agropecuaria, y de la exploración de petróleo. Alguien tiene que explicar por qué no se han puesto en marcha las recomendaciones de la Misión Rural y de otros estudios engavetados en el ministerio del ramo y por qué no se ha modificado el contrato de exploración de petróleo en nuevos pozos. Muy buena, pero insuficientemente analizada la noticia sobre el auge de la producción industrial que le resta urgencia a la necesidad de promover otros sectores. (Continúa)

 

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