El nombre es poético y romántico, pero muy real. Cúcuta tiene fama universal por estar llena de árboles que mitigan los calores de ciertas temporadas, y por sus calles y avenidas sombreadas, que son un alivio debajo del despiadado sol que a veces se nos viene con más insistencia de la necesaria.
Pues bien, con ese hermoso nombre funciona en la ciudad uno de los ocho clubes rotarios que hay en Cúcuta, y que hoy, precisamente, se reúne para premiar a los ganadores de una también muy bonita actividad que este Club realiza: El concurso escolar de cuento.
Las rotarias (porque en este Club se impone el matriarcado) y los poquísimos rotarios que las acompañan, se van por escuelas y colegios, de la ciudad y del campo, invitando a los estudiantes, desde tercero hasta noveno grados, a participar en el concurso. Es una actividad que les lleva buena parte del año, pero que da sus frutos culturales como lo muestra la premiación que hacen y que vienen realizando desde hace ya bastantes años.
Las rotarias no se cansan. En su club, como en todos los clubes rotarios de todo el mundo, está prohibido cansarse. Ellas y ellos se toman un respiro y siguen adelante.
Sin mucho aspaviento, los rotarios hacen cosas. Se dedican a obras sociales, ayudan a los más necesitados y se preocupan por servir a los demás. La salud, la educación y en general el mejor vivir, son objetivos de los rotarios.
No les importa a los rotarios la publicidad. Les basta con ayudar y ese es el mejor pago que pueden recibir. Por eso lo dice el himno que cantan en todas sus reuniones: “Que no hay nada más noble en el mundo/ que ayudar al hermano a vivir”.
Decía que en el “Cúcuta, ciudad de los árboles”, se impone el matriarcado. Y así es. Ximena Caicedo, Ana María Cáceres, Dora Patricia Lobo y otras, con nadadito de perro, van marcando la pauta, incluso muchas veces sin estar en la directiva. Pero eso a ellas no les importa. Lo que les importa es trabajar por el Club y por los fines del Club.
Le ayudan al presidente, que casi siempre es presidenta, (la presidenta de este año se llama Luz Inés Uribe) y se echan al hombro las responsabilidades de sacar adelante los proyectos e iniciativas.
El concurso de cuento tiene un nombre conmemorativo. Se llama Alfredo Enrique Flórez, como un homenaje a quien fuera un rotario cucuteño, de vasta cultura y de digna recordación.
Con el apoyo de la Secretaría de Educación municipal y de la Fundación Bolívar de Davivienda, montan el concurso y hacen la convocatoria. Después recogen los trabajos, designan un jurado y premian a los ganadores.
Esta noche, en la Cámara de Comercio entregaràn los premios. Pero no sólo ganan los estudiantes escritores. Tambièn los colegios a los que pertenecen los ganadores.
Bien por las rotarias del Club rotario Cúcuta ciudad de los árboles. Y por los rotarios. Son un ejemplo digno de imitar.