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Cerca al hartazgo
La “minga” no tiene nada de ingenua o de espontánea. Ha sido cuidadosamente planeada desde el inicio del gobierno.
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Miércoles, 3 de Abril de 2019

Como se agrava en lugar de resolverse, hay que dar otra mirada a la protesta indígena que tiene el Cauca por epicentro. 

Uno, ha quedado probado que algunos, entre ellos Petro y las Farc, aprovechan políticamente el paro y a los indígenas. Es propio de la extrema izquierda sacar provecho de cualquier situación. Pero no es menos cierto que esa politización desmiente la naturaleza social que pretenden mostrar de esas protestas. La verdad es que son políticas y están politizadas. 

Dos, la “minga” tiene el objetivo de aumentar los privilegios y beneficios que el Estado le da a los indígenas, como se ve en la exigencia de que se les entreguen 49.100 hectáreas adicionales a las que ya tienen y 4.6 billones de pesos más (3.6 de ellos para los indígenas caucanos), adicionales a los 10 billones del plan nacional de desarrollo. O en las peticiones de que se dé carácter de autoridad medio ambiental a los cabildos y no se permitan los sobrevuelos sobre sus territorios sin su permiso. 

Tres, pero además de mover los intereses de los indígenas, el bloqueo es parte de un proceso de movilización política mucho más amplio, que pretende el control de “la calle”, por cierto anunciado por Petro en su discurso después de su derrota en las elecciones. Derrotados en las urnas, pretenden desarrollar y conseguir los objetivos de su agenda política a través de paros, protestas y bloqueos. Es parte de la estrategia de la oposición política al gobierno de Iván Duque y está concertado con ella. Le miden el aceite al Presidente. Su pretensión es arrodillarlo y por eso no aceptan la invitación a dialogar en Casa de Nariño. 

Cuatro, la “minga” no tiene nada de ingenua o de espontánea. Ha sido cuidadosamente planeada desde el inicio del gobierno. Y, para sostener varios miles durante veinte días, queda claro que está bien financiada. ¿Cómo se paga? Una parte, con las transferencias millonarias que hacemos todos nosotros a los indígenas; otra, con los dineros que dejan las plantaciones de coca de los resguardos indígenas caucanos. 

Quinto, el paro ha estado lejos de ser pacífico. Además del bloqueo de las vías y su destrucción, los cocteles molotov y las papas bombas, ya van nueve muertos y un par de docenas de heridos. Los indígenas no solo no colaboran con la Fuerza Pública para detener a los responsables sino que los atacan e impiden el trabajo de las autoridades, como ocurrió después de la explosión en Dagua. 

Sexto, la afectación de los derechos de los demás ciudadanos no solo no es un efecto colateral sino uno de los objetivos del bloqueo porque busca aumentar los daños de manera que los afectados presionen al Gobierno para que ceda, termine el paro y cesen las pérdidas. Estos indígenas entienden que la violación de los derechos de los demás es indispensable para la extorsión. 

Séptimo, sin embargo, el abuso sistemático de las vías de hecho como herramienta y su politización está exacerbando los ánimos y agotando la paciencia de los demás ciudadanos. Lo que era antes una tendencia natural de muchos a solidarizarse con los indígenas, marginados por décadas, empieza a tornarse en una molestia frente al exceso, en un rechazo de los privilegios y beneficios que se les otorgan en demasía. 

Octavo, como consecuencia, empieza a abrirse una discusión sobre el alcance de los derechos de las minorías y sobre la afectación de los derechos de los demás ciudadanos. Ya se oyen voces que encuentran inaceptable que las mayorías subsidien a los indígenas, que se les dé mejor tratamiento que a las negritudes y población rom, que rechazan que los indígenas reciban beneficios que no tienen los demás ciudadanos. 

El debate, al final, es sobre las minorías, no solo las indígenas, por cierto, muy radicales y organizadas, y unas mayorías, silenciosas y pasivas que, sin embargo, empiezan, con toda razón, a perder la paciencia y exasperarse. Si logran torcerle el brazo a Duque (esperemos que se mantenga firme), quizás los indígenas de la "minga" puedan ganar otra vez esta batalla. Pero el exceso solo conseguirá el hartazgo y polarizar a un sector mayoritario de población en contra de ellos. 

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