El anterior artículo en este diario sobre dónde están hoy las ideas de la República Liberal generó un buen número de solicitudes respecto a cuáles deberían ser las políticas para que Colombia dé un gran salto. Aquí planteo algunas en este orden, debatidas en un buen número de grupos de interés:
1. Salvaguardar la seguridad de los campos y las ciudades con una presencia de fuerza pública inteligente y respetuosa de los derechos humanos. Ya sabemos cómo hacerlo; es cuestión de voluntad política, que ya existe: los ciudadanos consideran hoy en las encuestas que este es el punto más importante. Dentro de ello, establecer conversaciones con los grupos disidentes para ver si tienen algún interés en incorporarse a la vida civil.
2. Crear e implementar políticas e instituciones serias para proteger nuestra biodiversidad y, al mismo tiempo, estudiarla y aprovecharla productivamente para ampliar nuestro potencial en el siglo de la biología, que es este.
3. Fortalecer el apoyo a la calidad de la educación pública para convertirla en un referente en América Latina en una década. Sin que el 80 % de los niños de las cohortes reciba una educación excelente, nunca podremos ser un país desarrollado.
4. Generar una revolución de oportunidades de educación práctica y primer empleo, en particular para las jóvenes que no estudian ni trabajan.
5. Apoyar una legislación y prácticas desarrolladas en todo el mundo para reducir el empleo informal y fortalecer las cientos de miles de microempresas.
6. Recuperar Generación E o SPP como acción afirmativa para los niños de municipios más lejanos, asegurándoles apoyo en las mejores universidades para su sostenimiento. Luego, asegurar que los ~5,000 niños con puntajes Saber superiores a 400 puntos de estratos bajos también lleguen a la universidad.
Si estos últimos cuatro puntos tienen éxito, el coeficiente de Gini debe reducirse de manera significativa en unos años.
7. Lograr que el país crezca cerca del 7 % aprovechando todas sus capacidades, entendiendo las oportunidades de nearshoring en las ciudades más pobres, con exenciones tributarias competitivas y una reducción progresiva del impuesto de renta, además de aumentos en los impuestos para personas naturales. Esto debe ir acompañado de un gran esfuerzo para recuperar la confianza de los inversionistas, pues sin inversión no hay crecimiento.
8. Los colombianos tenemos una particular facilidad cultural para interactuar con los sistemas y no hemos desarrollado esta área más allá de la provisión de buenos programadores; aunque contamos con muchas startups que están comenzando, deberían existir políticas de apoyo sólidas para ellas y su IA.
9. Desarrollar el campo y su agroindustria de manera participativa para que su participación en el PIB se triplique, alcanzando un 20 %, como en Brasil y Perú. Esto redundará en alimentos más baratos que aliviarán el hambre de los más vulnerables, sin mencionar el aumento de nuestra oferta exportadora, o el enorme potencial de la Orinoquía. Se debe continuar la reforma agraria con un gran énfasis en productividad, crédito, conexión de vías terciarias y acceso a mercados.
10. Fomentar que las empresas, como grandes generadoras de riqueza, se constituyan sólidamente dentro del sistema ESG y consideren la generación de sus utilidades tan importante como su sostenibilidad ambiental y social, de forma medible y auditable ante la ley.
11. Recuperar nuestra salud para que sea la mejor de América Latina, resolviendo los problemas de inclusión y servicio para los más vulnerables. Ojalá con quejas prácticamente nulas dentro de lo que se considere normal.
12. Sanear nuestras finanzas públicas al nivel que siempre tuvieron para recuperar los grados de inversión y así endeudarnos de manera adecuada, sustentado en impuestos de renta provenientes de empresas exitosas. Establecer un control efectivo en las entidades territoriales para asegurar la adecuada ejecución del aumento del SGP mejor pensado que lo que hay hoy.
13. Cumplir con los puntos definidos en el acuerdo del teatro Colón, con los cuales se desmovilizaron 7,000 exguerrilleros de las Farc, y cerrar definitivamente ese capítulo. Sin olvidar que la JEP no puede tener tiempos inmemoriales, siempre con el debido respeto a los magistrados.
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