El panorama energético de Colombia recibió un volcón este fin de semana al ser cancelado el proyecto de importación de gas con el país vecino, Venezuela. Esto, se dio a razón de que el fiscal general de Venezuela, Tarek Saab, anunciara la detención de 10 funcionarios y 11 empresarios tras una investigación anticorrupción centrada en la petrolera estatal Pdvsa. Esto incluyó la captura del colombiano Bernardo Arosio, quien es accionista de la sociedad Prodata Energy C.A.
Esta decisión fue anunciada tras una asamblea de accionistas extraordinaria de Integral Energy Plus S.A.S. durante la mañana del sábado, en la que se tomó la decisión de disolver y liquidar de forma inmediata la sociedad.
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Sobre el tema, expertos han asegurado que dicho proyecto, desde un principio, no resultaba viable para Colombia, ya que los costos y trámites que relaciona la importación de gas desde ese país no agrega valor, ni genera riqueza ni empleo, y, además, aluden que Colombia ya cuenta con las reservas pertinentes que no ameritan la implementación de un proyecto de este calibre.
De acuerdo con el informe oficial de reservas del año 2022, emitido por el Ministerio de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Colombia cuenta con 3,16 tera pies cúbicos (TPC) de reservas probadas (un 7% de reservas probadas más que las del año 2020), que equivalen a una autosuficiencia de 8 años. Así mismo, el país cuenta con reservas probables y posibles que sumadas a las probadas se tendrían 4.49 TPC, que dan autosuficiencia de 11,4 años.
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Las áreas como el pidemonte, el off shore Caribe, las cuencas del Valle Inferior del Magdalena y Sinu San Jacinto son las referidas de alto potencial.
Luz Stella Murgas, presidenta ejecutiva de Naturgas, dice que Colombia tiene un potencial de reservas suficiente para garantizar seguridad energética.
"La industria del gas necesita es concentrar los esfuerzos en adelantar, de manera articulada, campañas exploratorias y de desarrollo del potencial identificado en el país con el objetivo de ampliar la autosuficiencia del energético a largo plazo y no depender de la producción de otras naciones", explica la directiva.
Luís Felipe Gómez, director ejecutivo de Agremgas, menciona al gas natural y al gas licuado dentro del panorama de la transición como unas opciones más viables. "El gas natural y el gas licuado de petróleo nacen juntos en los yacimientos de gas rico, ambos son energéticos de transición, son gases combustibles limpios que aportan en la mitigación de emisiones contaminantes", empieza. Y añade, "El GLP y el GN producidos en el país SI generan riqueza, empleo y son más económicos que cualquier importado".
Ambos coinciden en que no tiene sentido un gasoducto con costos que no son necesarios cuando ya se tiene un abastecimiento en Colombia. "Hoy en día no tiene sentido con un gasoducto abandonado, con costos aun no calculados para su entrada en operación y con un manto de dudas de personajes vinculados en casos de corrupción en Venezuela que siembran un manto de dudas sobre cualquier proyecto de este tipo", dice el directivo de Agremgas.
Para Julio Cesar Vera, presidente de la Fundación XUA Energy, se sabía que en un principio, el proyecto no presentaba viabilidad técnica y comercial, ya que el estado del gasoducto de importación implicaba muchísimos sobrecostos. "No se sabía a ciencia cierta si tenían las reservas disponibles a corto plazo para exportar hacia Colombia y tampoco se sabía que los precios actuales del gas en en marcado sería viable cumplir el acuerdo binacional firmado en su momento por ambos países", explica.
¿Cuáles deberían ser los pasos a seguir?
Los expertos hablan sobre la disminución en la pobreza energética. "Es importante sustituir el uso de leña y carbón para cocción de alimentos en al menos 1,8 millones de hogares colombianos. Cada vez que se sustituye la leña por el gas natural como combustible para cocinar, es posible superar una privación de pobreza energética", dice Luz Stella Murgas.
En el sector residencial, Colombia pasó de tener 1,9 millones de usuarios a superar los 10,7 millones (36 millones de colombianos), lo que representa un ejemplo mundial en materia de penetración.
También mencionan la autosuficiencia en gas como uno de las metas que debe apuntar el sector, con recursos propios y donde el off shore sea clave. "Hay que seguir apuntando al desarrollo de mercados importantes como el transporte terrestre de carga y pasajeros, bien sea con Gas Natural comprimido o licuado y que el país siga disponiendo de este energético limpio y sostenible a precios justos para los más de 35 millones de colombianos y diferentes sectores que hoy lo utilizan", dice Julio Cesar Vera, de XUA Energy.
Y por último, se recalca en la promoción e impulso de exploración y explotación de gas nacional con prioridad para asegurar abastecimiento a largo plazo.
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No es la primera vez que se cae un proyecto de gas con Venezuela
Colombia exportó gas natural a Venezuela durante el período 2007 a 2015 en virtud de un contrato pactado en 2004 entre Ecopetrol y PDVSA, contrato que se ejecutó, se terminó y liquidó. Esta exportación se realizó a través del gasoducto Antonio Ricaurte existente entre Ballena (Colombia) y Maracaibo (Venezuela).
Este gasoducto se construyó con una inversión total de US$335 millones por parte de Pdvsa y se usó solo para enviar gas desde Colombia a Venezuela, que fue usado para reinyectarlo en sus yacimientos de petróleo, para incrementar la producción de crudo.
El gasoducto Antonio Ricaurte, de 225 kilómetros y que va desde La Guajira hasta el estado Zulia, fue inaugurado en 2007, pero se encuentra inactivo desde el 2015, lo que haría necesario inversiones para su readecuación. En 2004 también se pactó un contrato entre Ecopetrol y Pdvsa para importar gas de Venezuela que estaba sujeto al cumplimiento de compromisos por parte de Pdvsa, tales como adecuar condiciones de calidad del gas natural de Venezuela para enviar a Colombia, e.g. subir presión, subir punto de rocío, retirar CO2. Estos requerimientos no se han cumplido y por tanto el contrato no se ha ejecutado.
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