El almirante Francisco Hernando Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, señaló que “el Hospital Militar ha prestado un servicio completo y con todas las especialidades que han permitido que muchos de nuestros heridos estén en evolución positiva para que muy pronto estén en condición de volver al servicio. Cada uno tiene una situación particular que fue ocasionado por este ataque terrorista”.
Cabe recordar que el ataque con cilindros-bomba ocurrió a pocos metros de la Institución Educativa Promoción Agropecuaria, donde alumnos y docentes escucharon las detonaciones que dejaron sin vida a los soldados Julián Patiño Arango y Bairon Andrés Correa Vargas.
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Una profesora contó en medio de su angustia que “se escuchó una detonación muy suave. En primer momento, pensamos que eran polígonos, muy frecuentes, pero al cabo de unos segundos se empezó a escuchar mucho más fuerte”.
Aseguró también que las explosiones hicieron “vibrar techos, puertas y ventanas de todos los bloques del colegio. Fue un momento de pánico, uno no sabe qué hacer ni qué directriz dar”.
Lo primero que hicieron los padres de los alumnos fue llevarlos para la casa con el objetivo de salvaguardar sus vidas e integridad, aunque conociendo que este tipo de eventos suelen ocurrir con frecuencia en el sector de la Orinoquía colombiana.
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