Un joven cucuteño vivió una escena que parece sacada de una película de terror en la capital del país, después de aparentemente ser víctima de escopolamina, mientras departía con algunos amigos en la localidad de Chapinero, durante la celebración del Día de Halloween.

El hecho ocurrió el pasado viernes, cuando el joven que cursa un pregrado en la Universidad Pontificia Javeriana de Bogotá, decidió salir a almorzar con cuatro amigos y tras ingresar a varios sitios, terminó desorientado en las calles capitalinas.

Según el relato del estudiante, fue con tres amigos y un conocido a un establecimiento donde consumieron unas cervezas, al salir de ahí, compró una empanada y acordaron dirigirse a un bar donde ingirieron bebidas con mayor grado de alcohol, aunque el cucuteño manifestó estar consumiendo las bebidas de manera moderada ya que no frecuenta beber. 

En ese mismo lugar fue al baño, lugar donde inició la pesadilla, al asegurar que después de eso todo cambió, no recuerda quién estaba al interior de este, pero al salir todo era distinto.

Sus amigos después de lo sucedido le explicaron que había un desconocido con el que el muchacho intercambió palabras y lo presentó como su “amigo”, por lo que no levantó sospechas en los mismos. Minutos después, se presentó una discusión con uno de los amigos por un tema pasional, al vincular a la víctima con su pareja sentimental.

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Posteriormente, el perjudicado salió con aquel desconocido que lo acompañaba desde esa ida al baño y tomaron un taxi hacia un rumbo desconocido.

Para fortuna del afectado, sus padres desde Cúcuta vigilaban sus movimientos desde la ubicación que compartía su celular, por lo que notaron que su hijo se estaba movilizando por lugares extraños, por lo que decidieron bloquear sus cuentas bancarias y dar aviso a familiares residentes en Bogotá. 

Tras unos minutos de seguimiento a través del localizador, se perdió la conexión porque el dispositivo fue apagado, momento donde aparentemente se produjo el hurto del mismo.

Horas más adelante, el estudiante retomó la conciencia aproximadamente a un kilómetro de su alma máter, a 20 cuadras del lugar donde se tuvo su ubicación por última vez.

Momentos de caos

Aunque intentó tomar un taxi al llegar a un edificio donde pidió ayuda al personal de seguridad, optó por decirle a un repartidor en motocicleta que lo acercara a su barrio.

En un puesto de control de la Policía fueron requeridos por la restricción de parrillero hombre y lo obligaron a bajarse, el adolescente al parecer caminó por varios minutos y no recuerda si fue atropellado o tuvo una fuerte caída, ya que presentó un esguince de tobillo. 

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Un funcionario de tránsito de Bogotá fue quien lo auxilió y dio aviso a la Policía, quienes atendieron el llamado y se ofrecieron llevarlo a un centro médico, en ese instante fueron notificados por radio de que se estaba buscando a un joven reportado como desaparecido, los policiales se percataron de que cumplía con la descripción de la central y lo acompañaron hasta la llegada de sus familiares. 

El caso del cucuteño se conoció momentos después de la muerte de Jaime Esteban Moreno Jaramillo, estudiante de la Universidad de los Andes, quien fue hallado inconsciente tras asistir a una fiesta de Halloween en el mismo sector de Chapinero en la madrugada del 31 y murió horas después.

Ambos hechos, registrados con pocas horas de diferencia y en contextos similares, reflejan un preocupante panorama de inseguridad y vulnerabilidad que enfrentan los jóvenes en entornos nocturnos.

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