Un oficial del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), identificado como Didarul Islam, fue asesinado a sangre fría mientras se desempeñaba como seguridad en el vestíbulo de un rascacielos en Midtown Manhattan.
Islam, de 36 años, estaba fuera de servicio cuando fue sorprendido por un hombre armado con un rifle M4, convirtiéndose en la primera víctima de una masacre que dejó cinco muertos, incluido el agresor.
Oficial fuera de servicio, pero al servicio de la ciudad
El crimen ocurrió en el edificio ubicado en 345 Park Avenue, poco después de las 6:28 p.m. El atacante, Shaen Tamura, de 27 años, descendió de un BMW mal estacionado y se dirigio armado hacia la entrada del rascacielos.
Según la reconstrucción de los hechos, el sospechoso pasó inicialmente junto al oficial Islam, se volteó repentinamente y le disparó varias veces sin mediar palabra.
Aunque no estaba en turno, Islam portaba su uniforme como parte de un programa especial que permite a empresas privadas contratar agentes del NYPD para reforzar la seguridad.
En este caso, trabajaba para Rudin Management Company. Su muerte ha dejado consternados a sus compañeros, superiores y familiares.
La comisionada del NYPD, Jessida Tisch, destacó en una emotiva rueda de prensa. “Se puso en peligro. Hizo el máximo sacrificio. Estaba haciendo justo lo que le pedimos”. Islam, originario de Bangladesh, se había unido al cuerpo policial en diciembre de 2021 y era ampliamente reconocida por su compromiso y profundo sentido del deber.
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Cinco muertos, múltiples heridas y una ciudad en duelo
Islam era padre de dos niños pequeños, y su esposa, embarazada de ocho meses, recibió la devastadora noticia pocas horas después del ataque.
“Es un inmigrante que amaba esta ciudad”, dijo el alcalde Eric Adams visiblemente conmovido. “Era una persona de fe que vivía con propósito y entrega”.
Tras el asesinato del oficial, el atacante continuó su recorrido violento, disparó contra una mujer que intentaba refugiarse, asesinó a un guardia de seguridad, hirió a otro hombre y, en el piso 33 del edificio, mató a una última víctima antes de suicidarse.
El acto violento dejó un saldo de cinco personas muertas, entre ellas el oficial Islam y el propio agresor. Mientras continúan las investigaciones sobre los motivos de Tamura, la comunidad neoyorquina honra la memoria de un hombre que, incluso fuera de servicio, eligió proteger a los demás.
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