Los charcos de agua que dejó la lluvia en Cúcuta, se tiñeron de rojo con el regreso de la violencia a uno de los sectores más complejos a nivel de seguridad en el centro de la ciudad. En el barrio El Callejón acabaron con la vida de Willy Daniel Rodríguez Rodríguez.

Siga leyendo: La muerte de Loco Capo: padre, instructor, mecánico y barrista en Atalaya, Cúcuta

“Mataron a Willy”, dijeron algunos de los testigos, quienes estaban en la calle 3 entre avenidas 7 y 8, donde se perpetró el ataque con arma de fuego que acabó con la vida del joven, oriundo de Venezuela, quien sería un rostro habitual de la zona durante los fines de semana.

Sobre las 9:00 de la noche del pasado domingo, 3 de agosto, las personas que estaban en el interior de uno de los bares de la zona, en el que trabajaba Willy, vieron salir al hombre, de 25 años de edad, lo siguiente que escucharon fueron varios disparos y la sirena de una patrulla de la Policía.

Fue en cuestión de segundos que Willy paró su trabajo en el bar como mesero para salir y en plena calle fue interceptado por dos sujetos, quienes desenfundaron un arma de fuego y le dispararon en repetidas oportunidades, dejando a Willy tendido en el andén de una tienda de metalurgia.

De su cabeza, donde recibió varios impactos, empezó a emanar sangre que formó un charco en uno de los costados de la vía, donde ya había agua de la lluvia que acompañó esa noche cucuteña.

Además: Jeanfer fue asesinado a disparos afuera de un estanco en San Isidro, sobre el Anillo Vial Occidental de Cúcuta

Inmediatamente, al ser alertados por los estruendos, una patrulla de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) llegó al lugar de los hechos para atender la situación, encontrando en flagrancia a tres individuos como los presuntos responsables del hecho, dos hombres y una mujer, quienes fueron trasladados a las instalaciones judiciales, donde se confirmará o desmentirá su participación en el homicidio.

En la zona hay varias cámaras de seguridad que, en caso de estar en funcionamiento, van a proporcionar material clave para las autoridades investigativas.

Los móviles del hecho aún son un misterio, pues, hasta donde se sabe, el hombre no formaría parte de ninguna organización criminal ni contaría con anotaciones judiciales. La principal hipótesis apunta a que se trate de una víctima más de la violencia y la guerra entre bandas delincuenciales que se disputan el control territorial de la parte céntrica.

Le puede interesar: Racha de explosiones en el área metropolitana de Cúcuta: seis artefactos estallaron en la última semana

De tierras venezolanas

Willy ya llevaba varios años en Cúcuta, sin embargo, sus raíces estaban en el vecino país. Producto de la complicada situación socioeconómica de Venezuela, la familia Rodríguez decidió emigrar, dejando atrás toda una vida. Llegaron a la capital nortesantandereana, la que se volvería su nueva casa.

Durante un tiempo, el joven vivió junto a su mamá y hermana, quienes decidieron regresar a su país hace tres años, mientras Willy decidió seguir en la ciudad, porque había construido una vida, y conseguido un trabajo estable, como minero en El Zulia.

Esta labor le tomaba la mayoría de su tiempo, pero los fines de semana, cuando debía estar descansando, seguía trabajando en bares del centro de Cúcuta, como tantas veces lo había hecho desde joven, pues el estudio nunca fue lo suyo.

Mientras su familia, de bajos recursos, se la rebuscaba en Barquisimeto, en el estado Lara de Venezuela, Willy se destacó por ser un joven trabajador, quien vivía en residencias en el barrio Carora, cuando trabajaba en Cúcuta.

Según su familia, fue una persona muy alegre, a la que le gustaba la música y el fútbol, al igual que la cerveza, pero sin buscar problemas, ni caer en los vicios, por lo que no se explican qué pudo causar un ataque tan violento en su contra.

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.