Los últimos 12 días han sido los peores para la familia de Jasbleidy Yuviana Fuentes Jiménez, la cucuteña de 25 años asesinada en Santiago de Guayaquil, Ecuador, de varias puñaladas. Las circunstancias que rodean su muerte aún son inexplicables para sus padres, hermanos, abuela y demás parientes.
El pasado miércoles 11 de junio, su hermana mayor, Yurley González Jiménez, celebraba el cumpleaños de su hijo menor, cuando cerca de las 8:30 de la noche, recibió una llamada. Del otro lado estaba el entonces novio de Jasbleidy, Roxember de Jesús Batallas Márquez, oriundo de Guayaquil, quien fue el portador de la mala noticia.
“Imagínese, todo ese tiempo sin saber lo que había pasado, porque a ella la mataron el lunes (9 de junio). Estaba en la partida de torta y ese día, antes de saberlo, me explotó un globo de helio con la vela y me quemé la cara. Luego alguien me dijo: ‘¡uy, usted sí está de malas! A usted sí le pasan cosas’; y como a los 15 minutos me llamaron y me dieron la noticia. Eso fue terrible”, relató.
La alegría de la fiesta se transformó en dolor, porque González entre lágrimas y gritos contó a los asistentes lo sucedido.
Los hechos
Muy poco publicaron los medios ecuatorianos sobre el homicidio de la cucuteña, el cual se registró en la vivienda que había rentado, en el sector Colinas de Sol de la ciudadela Florida Norte.
Las primeras indagaciones de los funcionarios de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), de la Policía de ese país, señalan que tenía varias heridas de arma blanca y su cadáver estaba tendido boca arriba en el baño, con sangre alrededor de su cabeza.
Según relató su pareja, la última vez que habló con ella fue a las 7:15 a.m. del lunes, 9 de junio, y que al intentar comunicarse nuevamente con ella sobre las 5:00 p.m. de ese mismo día, no pudo localizar. Al día siguiente, por la tarde, decidió ir a buscarla en su domicilio.
El personal de Criminalística y Medicina Legal de Ecuador, que se encargó de recabar evidencias y trasladar el cadáver para realizar la autopsia, conversó con los vecinos, quienes no reportaron ruidos o movimientos inusuales en la vivienda.
De acuerdo con el Ministerio del Interior sobre muertes violentas en ese país andino, en 2025, con corte a abril, 74 mujeres fueron asesinadas en Guayaquil.
“El novio de ella nos comunicó que la estuvo llamando y nada. El martes fue donde vivía y le pidió a la dueña de la casa el favor de abrir la puerta de la vivienda, porque no sabía de Jasbleidy. Abrieron y la encontraron”, relató Yurley González Jiménez.
Sostuvo, por lo que pudo conocer, que la víctima tenía dos puñaladas en el cuello, una en la pierna, otras dos en la espalda y una especie de cortadas en la cara, “como picotazos”.
Al preguntársele sobre si su hermana había sido amenazada, González expresó que ella habló con su mamá, que habita en Bogotá, el viernes antes del hecho y le contó que una mujer le “estaba buscando riña” y le mostraba una actitud amenazante. Sin embargo, desconocen las razones de la amenaza, y si esa persona era del vecindario o del trabajo.
“Entonces mi mamá le dijo: ‘Mamita, véngase, mire lo que pasa’. Pero ella dijo que no, porque quería construir su casita. También le dijo: ‘Mamá, yo me sé cuidar’. Mi mamá le insistió que se regresara y que juntas veían qué hacer, porque estaba sola y lejos de todos”, agregó la hermana.
Una casa a su hijo
A la cucuteña Jasbleidy Fuentes la mataron de varias puñaladas, en su vivienda, en Guayaquil (Ecuador). / Foto Carlos Ramírez-La Opinión
La familia de Jasbleidy Yuviana Fuentes destacó que ella no tenía parientes en Guayaquil, a donde se fue hace dos años en busca de mejorar su vida, porque en Cúcuta no lograba ver oportunidades para crecer.
Allá laboraba como mesera y les enviaba dinero a sus seres queridos para ayudarles, al tiempo que ahorraba para edificarle la casa a su hijo, de 5 años, que está bajo el cuidado de su padre, en Boyacá.
“Ella estaba trabajando duramente para construirle la casita a él. Dejaron a un niño sin su mamá. Era una mujer emprendedora, con ganas de salir adelante. Nos ayudaba económicamente. Era muy noble. Por eso, no nos explicamos por qué, quién le hizo este daño; y es lo que queremos saber”, manifestó la hermana.
No sabían cuánto más pensaba quedarse la joven mujer en Guayaquil, a donde se fue porque una conocida le habló de las posibilidades de mejorar su condición financiera en esa ciudad.
Yurley González recalcó que el vacío que deja la partida de Jasbleidy es muy grande, porque era la menor de cuatro hijos; y para su madre, María Otilia Jiménez, “ha sido súper duro” vivir este momento.
Su abuela, María del Carmen Galvis, siente un profundo dolor. Los ojos se le ponen aguados cada vez que la recuerda, porque era su “niña consentida”. “Era todo para nosotros. Quiero que se haga justicia. Ojalá el alcalde haga todo lo posible por ayudar a esclarecer la muerte de mi nieta”.
Súplica de justicia y el traslado
A este drama se le sumó otra situación: el alto costo que conlleva traer los restos de la joven hasta Cúcuta, para darle cristiana sepultura. Son $13 millones lo que cuesta el servicio de traslado desde el sur ecuatoriano hasta esta zona de frontera.
El clamor de la familia a las autoridades colombianas, especialmente a las de la capital de Norte de Santander, es que les tiendan una mano para costear ese inmenso gasto, porque no cuentan con los recursos.
González dijo a este medio que esperan que mañana esté el cuerpo de Jasbleidy en la ciudad, dado que, ayer, la funeraria que hacía el traslado se encontraba en Ipiales (Nariño).
El temor es que no tengan el dinero para pagarle a la organización exequial de Cúcuta, que hizo todo el trámite, y sus restos queden resguardados mientras terminan de hallar la plata. Por eso, comenzaron una colecta para pagar los gastos. Las personas que estén interesadas en ayudar a la familia pueden comunicarse a través del número 3104790316, de María Otilia Jiménez.
“Estamos pidiendo que nos colaboren. Lo otro que queremos es que esto no quede impune. Solamente la comunidad, los vecinos, personas que ni conocemos, nos han brindado ayuda, pero el alcalde Jorge Acevedo ni ninguna autoridad nos han ayudado, al menos con una asesoría”, aseguró.
Yurley González destacó que, incluso, realizaron el viernes pasado una manifestación simbólica en las afueras de la Defensoría del Pueblo y allá les informaron que acudieran a Bogotá, porque desde la sede de Cúcuta no podían hacer nada.
La familia también clama por el respaldo de las autoridades colombianas para que la denuncia en Ecuador se pueda tramitar y haya justicia.