Rafael Santiago Suárez fue asesinado poco después de pasar una noche como las que tanto disfrutaba, viendo y participando en los piques. En este caso, en los alrededores del centro comercial Jardín Plaza. Cuando iba en dirección a su casa fue interceptado por un motociclista que le disparó en repetidas oportunidades.
Siga leyendo: Enfrentamientos entre el Ejército Nacional y el Eln en la vía Cúcuta-Ocaña
Pasadas las 10:00 de la noche del pasado jueves, 3 de julio, Santi, como era conocido, pasó las últimas horas en el mencionado punto, reconocido por ser de congregación para motociclistas, que realizan carreras y piruetas. Fue un momento lleno de velocidad, adrenalina y el estallido de los tubos de escape.
El joven, de apenas 20 años, decidió dar por terminada la jornada y dirigirse a su vivienda, cerca del barrio El Cerrito, donde vivía junto con su pareja sentimental, desde hace un par de años. Eso fue lo último que se supo de Santi en vida. Avisó que iba a casa, pero nunca llegó.
Y es que pocos minutos después, mientras iba en su propia motocicleta, NKD blanca, junto con algunos amigos, una moto negra desconocida se les unió. Nadie la había visto antes, ni tampoco a su conductor. El sujeto se puso a la par de Santi, desenfundó un arma de fuego y disparó, dos veces directo a la cabeza.
Santi se desplomó sobre la carretera, su moto se arrastró por un par de metros hasta finalmente detenerse sobre el Puente García Herreros. El victimario escapó, mientras los amigos del joven comprobaron el estado de Santi, pero ya no había nada que hacer, estaba muerto.
El desconsuelo se apoderó de ellos. Avisaron a la pareja sentimental, quien tuvo la difícil tarea de trasladar la noticia a la familia Suárez.
Además: Habían presagiado el asesinato de Félix en el barrio Los Alpes, de Cúcuta
La noticia llegó a oído de sus padres, después a tíos, primos, hermano, al tiempo en que sus amigos también se enteraban y llegaron hasta el lugar del ataque, al igual que las autoridades.
Fue un trabajo articulado de la Policía Metropolitana de Cúcuta y miembros del Ejército Nacional, que garantizaban la seguridad para que la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) pudiera llegar a la escena.
Muchos eran curiosos, algunos eran allegados de Santi, con quienes había compartido sus últimos momentos. El ambiente era de tristeza e incredulidad, mientras las autoridades hacían el levantamiento del cadáver y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía estudiaba la escena.
Los testigos dieron sus testimonios, sin embargo, ante la falta de características, a cierre de esta edición, no había capturas.
Los móviles del hecho siguen siendo un misterio, al igual que para la familia que no entiende el motivo detrás del ataque.
También: El crimen perfecto contra un joven barbero del barrio San Fernando del Rodeo, de Cúcuta
Un joven trabajador
Este medio pudo conversar con familiares de la víctima, quienes lo recordarán como una persona siempre dispuesta a ayudar y sin miedo a trabajar.
Santiago viene de una familia minera y una de las anécdotas que más recuerdan fue cuando su padre sufrió un accidente laboral. A pesar de ser un niño, Santi empezó a tapar huecos en las carreteras del barrio, mientras pedía monedas para colaborar.
Desde joven fue alguien muy trabajador, pero eso no le impidió graduarse como bachiller. Luego, trabajó en diferentes oficios, recientemente en un lavadero de motos.
Otra de las aficiones del joven era el fútbol, la que lo unía con su padre, quien lo llevó a prácticas desde niño, incluso compitiendo en campeonatos menores de Bogotá, y a su hermano, dos años menor, con quien compartía este gusto por el deporte rey.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.