En Cúcuta, emprender es cada vez más difícil. Casi la mitad de sus habitantes considera que iniciar un negocio propio es complicado, y los datos oficiales confirman esa percepción: la ciudad perdió micronegocios en 2024, con caídas fuertes en agricultura e industria.
Esta situación obedece a la fragilidad del tejido empresarial local. La mayoría de los micronegocios depende de capital mínimo, opera de manera informal y se concentra en actividades de baja inversión. La falta de crédito, el bajo consumo y la inestabilidad económica los golpean con fuerza.
Según la encuesta Cúcuta Cómo Vamos 2024, el 47,1% de los cucuteños considera difícil emprender con éxito una actividad económica independiente, mientras que solo el 27,5% cree que es sencillo iniciar un negocio propio. El resto percibe una dificultad media para lograrlo.
“Los emprendedores en Cúcuta enfrentan grandes retos. Muchos no tienen capital semilla, encuentran barreras para acceder a financiación y carecen de acompañamiento para desarrollar sus proyectos”, explicó Sharyn Hernández, directora de la encuesta de percepción ciudadana.
La docente de la Universidad Libre, seccional Cúcuta, señaló que el acompañamiento facilita a las personas pasar de una entidad a otra para capacitarse en diferentes aspectos y poder formalizarse. “Esta es una ruta que inicia desde el momento en que se formula el emprendimiento”, manifestó a La Opinión.
La Encuesta de Micronegocios 2023 y 2024 del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) revalida la percepción de los cucuteños a la hora de emprender como una forma de repeler el desempleo (12,8%) que el año pasado superó la media nacional (10,2%).
En Cúcuta y su área metropolitana existen 79.488 micronegocios, un 2% menos que en 2023. La agricultura perdió más del 40% de sus unidades y la industria manufacturera retrocedió cerca de una quinta parte.
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El único sector en crecimiento fue el comercio, que aumentó un 9% respecto a 2023. Para los analistas, esta tendencia refleja que los emprendedores buscan actividades rápidas y de menor inversión, pero expuestas a la informalidad y con baja proyección de crecimiento.
“Los micronegocios enfrentan la alta informalidad, el endeudamiento con prestamistas y la falta de educación financiera. La mayoría ni siquiera lleva contabilidad, lo que limita su crecimiento y acceso a créditos”, advirtió Mario de Jesús Zambrano, docente de Economía de la ESAP.
El economista destacó que la caída en agricultura e industria es preocupante porque son actividades que generan valor y empleo estable. “Si la ciudad se queda solo en comercio informal, el tejido productivo será cada vez más débil”, añadió.
Desde el sector público también se intenta apoyar el emprendimiento local. “Con nuestro programa Cúcuta Aprende y Emprende llevamos capacitaciones en finanzas y marketing digital a las comunas, y ofrecemos microcréditos para que los negocios puedan formalizarse y crecer”, afirmó Luis Javier Chaves, jefe de la oficina del Banco del Progreso.
Mientras tanto, instituciones como la Cámara de Comercio de Cúcuta y la Alcaldía impulsan capacitaciones y ferias empresariales. Sin embargo, los datos muestran que el desafío de emprender en la ciudad sigue siendo estructural y requiere medidas más profundas para fortalecer su tejido productivo.
Con reportería de Juan Marcos Rivas
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