En Norte de Santander persisten los efectos del fenómeno de El Niño, no solo por las altas temperaturas, sino también por los incendios forestales que se siguen presentando de manera aislada en algunos municipios.
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Pero a esta ecuación ahora se suma la llegada de la temporada de lluvias, que viene haciendo su asomo en otras zonas del departamento y que mantiene en constante monitoreo a la Secretaría de Gestión de Riesgos.
Sólo la semana pasada se registraron incendios en Mutiscua, Chitagá, Salazar de Las Palmas y Arboledas, en estos dos últimos las llamas fueron apagadas justamente por la intensidad de la lluvia que cayó en la zona, lo que da cuenta de la cambiante tendencia en las condiciones meteorológicas del departamento.
“Ya anticipamos que finalizando marzo estarían llegando las lluvias al departamento”, dijo William Vera, secretario de riesgo del departamento, quien señaló que en los últimos días recibieron reportes de precipitaciones en Bochalema, Villa Caro, Lourdes, La Esperanza, Acarí, Ábrego, Bucarasica, Puerto Santander y San Calixto.
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Las lluvias más fuertes cayeron en el municipio de Sardinata, lo que provocó un leve deslizamiento de lodo que afectó parcialmente una vivienda.
Frente a esto, desde Gestión de Riesgo departamental se comenzaron a tomar las medidas preventivas para mitigar posibles daños, especialmente en las zonas de alta vulnerabilidad, como El Tarrita.
Esta zona rural fue arrasada en 2023 por el río Tarra en una poderosa crecida, consecuencia de las lluvias, que afortunadamente no cobró víctimas humanas, pero sí causó cuantiosas pérdidas materiales.
Con la caída de los primeros aguaceros en la zona este año, nuevamente se registraron complicaciones en el lugar donde se adelantan trabajos para evitar que se repita una emergencia como la de mayo pasado. La creciente arrastró bolsas de concreto ubicadas en la orilla del río para evitar el desbordamiento, situación que preocupó a los usuarios de la vía, así como a autoridades municipales que piden una pronta culminación de esos trabajos.
“Esa es una zona de alto riesgo que está en continuo monitoreo”, dijo Vera.
Vía Cúcuta – Ocaña
La mayor preocupación está en la vía nacional que comunica a Cúcuta y Ocaña, por cuanto existen al menos tres puntos vulnerables.
“Nosotros ya hemos enviado alertas al Instituto Nacional de Vías, Invías, pues ese tramo les corresponde a ellos y aún no han culminado los trabajos ahí, por lo que persiste la posibilidad de que se presente alguna complicación”, apuntó el secretario de gestión de riesgo departamental.
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Explicó que por su ubicación geográfica, muy próximo a zonas de laderas, Norte de Santander es un departamento muy complejo, con gran inestabilidad en los taludes.
Indicó que actualmente, en coordinación con gobiernos municipales, se están verificando las condiciones de las vías secundarias y terciarias, visitando los territorios y proyectando algunas obras para atender esos puntos inestables, “pero apenas estamos en ese proceso, como parte de la construcción del plan de desarrollo”.
En paralelo, asegura que se mantienen en constante comunicación con las oficinas de riesgo municipales, así como la nacional, y de igual forma atentos a los reportes meteorológicos del Ideam.
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