El progreso que ha tenido Norte de Santander en materia de infraestructura vial no se corresponde con su importancia geográfica ni con el aporte que hace al país en distintos renglones económicos.
Ser un departamento fronterizo, con riquezas minero-energéticas que abastecen mercados internacionales, y estar ubicado en una región que conecta con el centro y el norte del país, no ha sido suficiente para que el Estado decida poner sus ojos en él con inversiones de gran magnitud, como sí lo está haciendo en otras regiones del país.
El progreso en inversión y desarrollo vial avanza a paso de tortuga en Norte de Santander. Si bien se acaba de poner en servicio una autopista 4G de doble calzada entre Pamplona y Cúcuta, construida por la anterior administración nacional, que permite una conexión rápida y segura entre las dos ciudades, esto no deja de ser un simple “pañito de agua tibia” frente a las enormes necesidades de conectividad que tiene el departamento.
Lo ideal hubiera sido tener en servicio la doble calzada Bucaramanga-Pamplona, como todos lo esperaban, pero no. Aquí no solo faltó voluntad del Gobierno Nacional, sino también gestión por parte de las autoridades regionales y de la clase política nortesantandereana, que nunca ha estado unida, como sí ocurre en la Costa Atlántica y en su vecino Santander.
‘De malas’
Con este titular, la prensa bumanguesa se refirió al fracaso de no contar con esta megautopista, que habría representado un avance notable en la conectividad de los dos departamentos.
“Parece que los santandereanos somos de malas para sacar provecho de los grandes proyectos que se ejecutan con recursos de la Nación”, subrayó el citado editorial.
Ya en junio del presente año, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) anunció la terminación anticipada el contrato de la vía 4G Bucaramanga-Pamplona por la imposibilidad de ejecutar el tramo de la conéctante C1-C2.
Aunque es un proyecto que tenía licencia ambiental, que es un requisito legal, no contaba con la ‘licencia social’, que es el proceso de legitimación de los proyectos, ya que los vecinos del área de influencia consideraban que había altos riesgos ambientales por la tala de árboles, la contaminación del aire, la inestabilidad del terreno y, además, porque no fue posible concertar con la Alcaldía de Floridablanca para la utilización de las vías terciarias requeridas para la ejecución de las obras, entre otras razones.
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A pesar del revuelo causado entre diferentes actores y estamentos nortesantandereanos, la decisión fue tomada y no hubo marcha atrás. Algo así no puede volver a pasar y ojalá los dirigentes políticos, sociales y gremiales que han salido a lamentarse por este acontecimiento asuman en el futuro, con otros proyectos, un papel más determinante y de pertenencia con el departamento, aprovechando que ahora se cuenta con una ministra de transporte nortesantandereana.
No obstante, Santander sigue picando en punta en temas de infraestructura vial frente a Norte de Santander. Las autoridades del vecino departamento anunciaron la firma de un millonario convenio para intervenir vías que conectan con la capital Bucaramanga.
Fue la ministra María Constanza García Alicastro quien confirmó al gobernador Juvenal Díaz que, en enero de 2025, se firmará el citado convenio para intervenir la vía Barbosa-San Gil-Bucaramanga, con una inversión de $2,4 billones durante los próximos 20 años.
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Sin vía a la Costa Atlántica
En contraste con esta noticia, los nortesantandereanos no conocen nada de la carretera Cúcuta-Ocaña que conecta al departamento con la Costa Atlántica, hoy convertida en una verdadera trocha que se derrumba a pedazos y que le ha producido pérdidas al sector productivo por encima de los $100.000 millones, al tener que transitar por vías alternas por Santander.
Después de la avalancha en El Tarrita, ocurrida el 31 de mayo de 2023, esta vía ha mantenido incomunicados a los nortesantandereanos de manera intermitente, debido a que la Nación no ha agilizado una solución definitiva para el paso por la zona afectada.
Lo único que se conoce es que el Instituto Nacional de Vías (Invías) abrió un contrato por más de $846 millones para hacer los estudios y diseños entre el kilómetro 47 y el kilómetro 53, cuyos resultados permitirán tomar decisiones sobre este corredor vial.
Dicho contrato le fue adjudicado al Consorcio Estudios 2024, con la consultoría de Brain Ingeniería Vial SAS, con el propósito de obtener un concepto especializado para saber cuáles serán los trabajos definitivos por realizar en el sector de la emergencia del corredor vial Cúcuta-Ocaña.
A pocos días de que culmine 2024 no se conoce por parte del Invías los resultados de dicho estudio, pero tampoco la clase política nortesantandereana está en sintonía de esta necesidad y al paso que avanzan los días se llegará el próximo año sin noticias y sin carretera.
El sector productivo de Ocaña ha denunciado millonarias pérdidas en los dos últimos años y sus protestas y reclamos por soluciones definitivas no han tenido con eco en el Gobierno Nacional.
Los representantes de este municipio, que conecta directamente con la pujante región del Catatumbo, manifiestan que prácticamente Norte de Santander ha permanecido aislado por carretera con el resto del país, debido a que la infraestructura vial es obsoleta y requiere cuanto antes de inversiones significativas.
La Gobernación ha planteado, en el Pacto Social del Catatumbo, propuestas para la construcción de una megaautopista 5G (Cúcuta-Ocaña) y de una nueva vía en La Cordillera, que conectaría desde el cruce en La Playa, pasando por Hacarí, San Calixto y Teorama, hasta Las Mercedes.
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Pero también se plantea la mejora de 500 kilómetros de la red terciaria de los 1.000 kilómetros que actualmente están en necesidad de inversión.
Están en marcha proyectos viales que se adjudicaron en la administración anterior, como la Troncal del Catatumbo Tibú-El Tarra-Convención; la carretera Ye Astilleros Tibú.
Sin embargo, los nortesantandereanos les exigen a los políticos de la región que, de una vez por todas, hablen claro al Gobierno Nacional y lo comprometan con las megaobras viales que el departamento necesita. “No podemos seguir siendo la cenicienta del país, el departamento que no tiene dolientes ni quien haga valer lo que representa para la nación.
Basta con voltear los ojos hacia la vía de La Soberanía, que nos conecta con Arauca, para darnos cuenta de lo rezagados que estamos en comparación con regiones como Los Llanos, el Quindío, el Valle del Cauca, Antioquia y la región Caribe.
En esta última invertirán, en los próximos años, megaestructuras por $12 billones, entre ellas el Tren del Caribe, la Ciudadela Aeroportuaria Cartagena de Indias y la planta de hidrógeno verde más grande de Latinoamérica.”
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