Si bien para el Gobierno Nacional los cultivos de uso ilícito significan muerte, guerra, desplazamiento y hasta desapariciones, para una pequeña asociación de mujeres que nació hace cuatro años en el corregimiento Filo El Gringo, una población de la zona rural de El Tarra, enclavada en el corazón del Catatumbo, la hoja de coca y la marihuana son una oportunidad para salir adelante económicamente.
Y no es convirtiendo esas siembras ilegales, que los rodean por doquier, en base de coca, cocaína o panelas de marihuana, sino produciendo cremas medicinales. “Nosotras agarramos estas plantas y junto con otros productos las convertimos en una pomada que sirve para quitar las dolencias. Estos cultivos no solo son para hacer mal, también nos pueden beneficiar en la salud y económicamente, porque cada pomada la vendemos en 8 mil pesos y semanalmente nos compran hasta una docena de ellas; ojalá lográramos exportar esto hacia Estados Unidos, para que allá se dieran cuenta de que la mata de coca y la marihuana sirven para otras cosas”, aseguraron varias líderes de esta organización femenina.
Estas mujeres explican que ante la falta de oportunidades laborales y el abandono en que las mantiene el Gobierno, además de la lucha armada que se da en el Catatumbo, decidieron crear la asociación para congregar a las madres cabeza de hogar y algunas esposas que viven en el pueblo, “buscando un cambio en los conflictos sociales que hoy se viven en el caserío”; para lograr eso, encontraron el apoyo en algunas organizaciones internacionales.
En Filo El Gringo solo una calle está a medio pavimentar. Las demás se mantienen con el dinero que recogen en un peaje improvisado instalado en Versalles.
Pero no solo son las mujeres las que se unieron, sino también los hombres y por intermedio de la Junta de Acción Comunal (JAC) le están apostando a los proyectos locales, “porque entre todos podemos sacar adelante el pueblo, sin ponernos a esperar que el gobierno local o nacional nos den ayudas”, señaló José de los Santos Pedraza, presidente de la JAC.
Lo primero que quieren hacer los líderes es tratar de quitar esa estigmatización que tienen desde hace más de un año, cuando Filo El Gringo comenzó a ser nombrado nacional e internacionalmente por el secuestro de periodistas de RCN y Holanda. “Estos hechos hicieron famoso al pueblo, pero por lo malo, ahora queremos que se vea la otra cara, porque los que vivimos acá no somos guerrilleros, somos campesinos, por eso es que nos hemos organizado para sacar adelante algunos proyectos”, sostuvo otro líder comunal.
Agregó: “ojalá pudiéramos borrar esos malos episodios, pero sabemos que no es posible, por eso nos hemos dado a la tarea de comenzar a arreglar sitios emblemáticos de la población, como la escuela y el parque, los cuales jamás han contado con alguna inversión; hemos hecho diferentes actividades para recoger dinero y ejecutar las obras”.
Los líderes de esta población, a 150 kilómetros de Cúcuta, y que es asediada por el Eln y el Epl permanentemente, también han tenido que enfrentar a estos grupos armados ilegales, “pero no ha sido con armas, sino como una población civil unida que no permitirá más atropellos, ni de ellos ni del Ejército. Ya hemos tenido que frenarles algunas acciones a la guerrilla, pues es el colmo que ellos sean los que se las pasan con fusiles y pistolas y nosotros tengamos que pagar por ello. Por eso es que no nos interesa tener una estación de Policía o una base militar, pues la situación se nos agravaría más”, aseguró uno de los representantes de la comunidad.
Pese a todas esas ganas que la gente le está metiendo para sacar adelante el poblado, aún no saben qué es contar con proyectos serios para acabar con los cultivos de uso ilícito que los rodean y que día a día crecen. “Acá vienen funcionarios a hablarnos de la sustitución, de los beneficios de cultivar productos del ‘pancoger’ y de otras muchas cosas, pero jamás llegamos a acuerdos serios porque el Gobierno quiere es engañarnos, ofreciéndonos dinero que sabemos que no hay o porque simplemente se aproximan unas elecciones y lo que buscan son votos. Nosotros ya no tragamos entero”, explicó José de los Santos Pedraza.
Filo El Gringo se conoció a nivel mundial tras los secuestros de los periodistas de RCN y una cadena holandesa.
Todos, casi al unísono, aseguran que el abandono en que los tienen es tal que hay un puesto de salud donde una enfermera debe atender a 1.500 personas que viven en el casco urbano y 19 profesores para enseñarles a 437 niños; “ningún campesino cuenta con titulación de tierras y el Gobierno solo habla es del conflicto y no del problema social que se tiene; así es muy difícil hacer las cosas”, replicaron.
A esto se le suma que de las seis calles que tiene el corregimiento, solo una está pavimentada a medias, el resto son de tierra y piedra. “Acá las vías se mantienen medio arregladas porque en Versalles hay un peaje donde todo el mundo paga y con esos fondos se arreglan las vías de allá y de acá. Esa plata no es para la guerrilla, como aseguraron algunos medios”, afirmó el presidente de la JAC de Filo El Gringo.
Los líderes comunales manifestaron que permanecerán a la espera de la implementación del acuerdo de paz con las Farc para obtener una verdadera inversión y así poder salir adelante, dejando a un lado la falsa creencia de que la coca es la única salida a sus problemas.