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Armas fundidas, el hierro que no mata
Ocaña y Ábrego figuran como los dos municipios en los que más se han entregado armas de fuego este año.
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Andrés Julián González
Andrés Julián González Pardo
Sábado, 15 de Septiembre de 2018

El sonido que producen las escopetas y las diferentes armas cuando Ever Carrascal Rincón las amontona y las destruye para iniciar el proceso de fundición, se convierte en la esperanza de cambiar el material bélico por elementos provechosos para la sociedad. 

Todo es una cadena de beneficios. La Policía de Norte de Santander adelanta constantemente una campaña denominada Plan Desarme, que consiste en cambiar armas por alimentos, en los diferentes municipios.

Una vez las personas entregan las armas que tienen en sus casas, la Policía les da un mercado como símbolo del cambio, una ventaja inmensa para la seguridad ciudadana.

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En lo corrido de este año, la Policía ha recogido 80 armas de fuego y 30 cortopunzantes, en la región, a través de este plan.

Ocaña y Ábrego figuran como los dos municipios en los que más se han entregado armas de fuego este año, con 8 y 5, respectivamente.

Asimismo, Pamplona lidera la entrega de armas blancas con 24 elementos.

La transformación

Para Carrascal Rincón, propietario de un taller de fundición de hierro, una de las experiencias más gratificantes es destruir las armas que sirven para causar daño a la sociedad, y convertirlas en elementos necesarios para el desarrollo de los habitantes de esta zona del país.

“Desde hace 7 años yo fundo las armas que la Policía trae, hasta dos y tres veces al año, y las convierto en otro tipo de material”, dijo Carrascal.

Sin descuidar los protocolos de seguridad para fundir las armas, desafiando las temperaturas del horno y los riesgos latentes a los que se expone con su equipo de trabajo, Carrascal valora la transformación que se le puede dar al material bélico con el objetivo de que se convierta en elementos provechosos para la humanidad.

“Hago tapas para el acueducto y el alcantarillado con el material de las armas. Eso me ha representado un negocio también productivo”, dijo Carrascal.

Entre los materiales que ha producido con el hierro fundido de las armas, también figuran trofeos y cocinas reguladoras de humo, que se entregan en diferentes municipios.

“Tengo clientes, ingenieros, que me compran las tapas de acueducto y alcantarillado y las llevan a Chinácota y otros municipios para diferentes proyectos”, dijo Ever Carrascal.

Exoneran el porte ilegal

Una fuente judicial explicó que las personas que tengan vencido el porte legal del arma que tienen en la casa, no incurren en ningún delito cuando deciden entregarla a la Policía, porque se cobijan en el Plan Desarme, lo que les exonera de cualquier problema judicial.

“Nosotros hacemos actividades constantemente en los municipios para cambiar las armas que generan peligro en las casas y les damos un mercado a las familias; de esta manera cambiamos la mentalidad violenta”, explicó la fuente.

Por ahora, la Policía de Norte de Santander continúa adelantando el Plan Desarme a lo largo y ancho de la región, con el fin de contribuir a la seguridad y convivencia ciudadana.

De igual manera, Ever Carrascal aprovechará la fundición de las armas en su taller ubicado en el barrio La Primavera, en Cúcuta, para contrarrestar las acciones violentas en Norte de Santander y contribuir con el desarrollo de la población, creando materiales sanos y necesarios para la comunidad, que se utilizan de una mejor manera y ayudan a generar empleo en su taller, en el que trabaja desde hace 8 años.

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