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¡Alerta padres! Así impacta la pornografía en los niños
Expertos explican las alteraciones en los niños cuando observan material sexual explícito.
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Sábado, 5 de Febrero de 2022


Los padres de Carlitos*, de 5 años, notaron un extraño cambio en la conducta de su hijo. Estaba alejado de los juguetes, pasaba más tiempo solo en la habitación y tampoco salía a distraerse en el patio de la casa. Al percatarse de esta situación, la mamá revisó entre sus cosas y encontró en su tableta caricaturas con alto contenido erótico.


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Así como Carlitos muchos otros niños –y más aún en esta era vertiginosa de tecnologías- tienen acceso a fotos, videos y salas de chat en aplicaciones móviles, afectando a temprana edad su salud emocional. Algunos padres los reprenden por considerar estos episodios como “inmorales” y otros evaden la situación por no saber cómo hablarles sobre el tema.

Los especialistas recomiendan a los adultos prestar mucha atención a estos eventos para evitar  el desarrollo de trastornos mentales en sus hijos. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó en 2018 que la adicción al sexo sí es una enfermedad mental y afecta al 6% de la población. También alerta que al no ocuparse de los trastornos de salud mental de los niños y adolescentes, habrá consecuencias que se extenderán a la edad adulta, perjudicarán la salud física y mental de la persona y restringirán sus posibilidades de llevar una vida plena en el futuro.

Estudios reflejan que los adictos al sexo cuando ven pornografía, el cerebro actúa parecido al de los adictos a las drogas al observar las dosis.

“La pornografía usualmente lo que usa es el poder de la visión, generando endorfinas, además de dopamina y adrenalina, lo cual hace que un niño, independientemente de su edad, ve una imagen que le genera una sensación de placer”, explicó el pediatra cucuteño Carlos Vera Aparicio.


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Vera Aparicio señala que la pornografía, al ser algo prohibido, genera niveles inadecuados de adrenalina; aceleraciones del pulso cardíaco; alteraciones en la pupila que enceguece a los niños y jóvenes de su entorno; los motiva a masturbarse entre cinco y siete veces al día, llevándolos a un no control;  problemas de deshidratación, hipoglicemia, alejamiento de la familia y  de las actividades comunes como las deportivas.

Igualmente,  forma situaciones de anulación mental, es decir, los niños y adolescentes dejan de estudiar y aprender  por estar enfocados en ver pornografía.

“Ante esa situación,  se debe acudir al psicólogo, al psiquiatra y al neuro-psicólogo para entender qué está pasando en ese cerebro. En casos muy graves, donde el niño o el adolescente no han llegado a controlar ese impulso de ver pornografía y de masturbación excesiva, se ha tenido que llegar a medicar para que el paciente esté más tranquilo y tenga menos episodios de repetición”, expresa el pediatra.

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Alteración

Gerardo Rodríguez, médico psiquiatra cucuteño, indica que cuando los niños son expuestos a material de contenido sexual explícito con fines comerciales y dependencia incontrolable,  genera en ellos una serie de alteraciones mentales porque aún no han recibido las herramientas sobre cómo manejar su sexualidad.  Explica que un adulto es capaz de decidir si tiene una relación íntima o postergar la gratificación de la necesidad sexual, pero el niño no debido a que su proceso de maduración psicológico y emocional se produce tiempo después y dependerá mucho del aspecto cultural y ambiente  donde se desenvuelva.


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El experto señala que cuando el niño es sometido a este “bombardero” de contenido explícito, su sexualidad empieza a ser distorsionada, le cuesta establecer relaciones sanas y fluidas con las personas, especialmente con las del sexo opuesto y de su propio sexo. También deforma el sentido de la realidad y percepción de su propio cuerpo y del cuerpo del otro, convirtiéndose en objetos para gratificar sus impulsos sexuales.

“Esto puede generar este tipo de trastorno llamado parafilias, que son la fijación de ciertos objetos (…) Hay personas que quedan después marcadas con que sienten una necesidad compulsiva de presenciar pornografía y no pueden tener una relación sexual sana, no pueden tener una relación sexual si no tienen pornografía”, explicó Rodríguez.

La pornografía –resalta Rodríguez- genera además una dependencia parecida a la que ocurre con las sustancias, que es la tolerancia.  “La persona requiere un mayor estímulo, quiere experiencias distintas, experiencias novedosas, eso hace que le cueste mantener una relación de pareja durante su vida adulta, madura y sana, porque siempre quieren experimentar otras cosas, se sienten insatisfechas y esto puede provocar además problemas con la sexualidad, problemas de ansiedad, inclusive problemas de depresión”.

“El daño es grave”

Naylú Vergel,  psicóloga y sexóloga cucuteña, mencionó que es preocupante que los mismos niños creen contenido pornográfico y lo suben a las redes, con un marcado incremento debido al aislamiento producto de la pandemia, permitiéndoles estar más tiempo sumergidos en la tecnología, muchas veces, sin supervisión.


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“A nivel psicológico es grave. Niños con experiencias sexuales a temprana edad pueden desarrollar una conducta hipersexual, masturbación compulsiva, ideas obsesivas referentes al sexo, adicción al sexo, deficiencia en sus habilidades sociales, baja autoestima, en la adultez disfunciones sexuales, relaciones de pareja disfuncionales”, puntualiza Vergel. 

Comentó que los niños y jóvenes pasan mucho tiempo solos o sin supervisión de los adultos, accediendo a cualquier cantidad de contenidos en internet y es necesario tomar medidas entre ellas asumir una crianza responsable.

“He visto en mi consulta menores de 14 años con estos problemas, se graban desnudos, se masturban, y hacen mal uso de estos dispositivos como teléfonos o tablets, y no sólo lo que ven, también lo que escuchan (…) Niños ven, niños hacen, el aprendizaje social es innato en el ser humano”, declaró la especialista.

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Más supervisión

La doctora Vergel recomienda a los padres supervisar la calidad de los contenidos que los menores observan en la web, con quién se comunican, ya que –a su juicio- el libre acceso a internet es peligroso, porque los niños no poseen la madurez emocional ni psicológica para procesar ese tipo de contenidos. Además alertó la presencia de depredadores sexuales y pedófilos que buscan  perjudicar a los pequeños.

“Eduquemos desde el amor, y amor es cuidar, atender, corregir, no desde el miedo, con golpes y castigos no se soluciona nada, al contrario, genera más violencia y rebeldía en los pequeños (…) los niños son reflejo tanto del ejemplo como del descuido de muchos padres, los niños necesitan juegos, deporte, arte, baile, manualidades, combatir el ocio con ocupaciones sanas que permitan llenar su vida de satisfacción y un desarrollo integral”, sostiene la psicóloga.


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Por su parte, Rodríguez propone que los padres establezcan una comunicación sincera, honesta y fluida sobre ese tema y que no se convierta en un tabú.

“Los padres tienen que conocer qué es lo que le van a decir, tienen que buscar asesoría en personas prudentes y sabias y además de eso deben colaborar los docentes donde los jóvenes se relaciona, inclusive, hasta en las instituciones o en los credos religiosos deben conocer sobre eso y escuchar a los jóvenes cuando tengan este tipo de inquietudes”, señala el médico psiquiatra.

 

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