Diciembre es una de las épocas donde la gastronomía obtiene un papel protagónico a la hora de compartir en familia, resaltando los platos que han pasado de generación en generación como parte de una cultura que es sinónimo de identidad y tradición.

La hayaca es una de las preparaciones más apetecidas durante el último mes del año y entre tanta diversidad de sabores y gustos, han existido cuestionamientos sobre cuál es la diferencia entre la que se prepara en Cúcuta y la tradicional venezolana.

Lo cierto es que ambas preparaciones cuentan con gran similitud que originan dicha pregunta, pues debido a las dinámicas transfronterizas con las que cuenta la capital nortesantandereana, sus costumbres se han visto influenciadas por las provenientes de Venezuela.

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Su origen, explica Gustavo Gómez, historiador y cronista cucuteño, se remonta a zonas costeras como Maracaibo, donde en épocas festivas, las familias adineradas, luego de las celebraciones, acostumbraran dar las sobras a los esclavos, quienes posteriormente las revolvían y hacían un guiso con ellas, uniéndolas con masa de maíz, para luego envolverlas en hojas de plátano y ser cocinadas en comunidad, permitiéndoles además, guardarlas bajo tierra para ser conservadas y retiradas cuando llegaran los tiempos de escasez. 

Su desplazamiento hacia Cúcuta “tiene qué ver con la dinámica que conlleva encontrarse en una zona de frontera, pues la migración es uno de los factores que no solo impacta, sino que también enriquece una cultura y la fortalece”, señaló Gómez.

En este caso, sus deferencias radican en los ingredientes que con los años se han ido agregando o incluyendo dependiendo de las tendencias gastronómicas de la región, por lo que su sabor varía entre ambas y cada persona decide cuál es la más acercada a sus gustos personales.

Por su parte, personas como Miryam Martínez, que ha estado en el negocio de las hayacas durante toda su vida, obteniéndolo por legado familiar, aunque ambas son parecidas y es innegable su origen venezolano, su preferencia hacia las realizadas en Cúcuta tiene todo qué ver desde sus ingredientes, hasta su forma de preparación.

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Desde hace 28 años, esta mujer se ha dedicado a vender este manjar cucuteño frente a la Biblioteca Julio Pérez Ferrero, logrando el reconocimiento de los habitantes que por casi tres décadas las han denominado una de las mejores, gracias a la conservación del particular sabor que caracteriza a la ciudad fronteriza y según ella esto se debe a que jamás ha modificado su receta.

“Lo que la hace diferente no solo es el amor con las que las hacemos, sino que la preparación lo es todo, la nuestra es hecha con harina previamente cocida, nada de condimentos artificiales, sino aliños como cebolla cabezona y junca, pimentón, zanahoria, ajo porro y por supuesto su proteína que puede ser pollo, carde de res o de cerdo, junto con su ingrediente estrella, el garbanzo, nada de arroz”, explicó.

Aunque puede que dependiendo del estado esta receta llegue a asemejarse mucho, la realidad es que ingredientes como las aceitunas, las uvas pasas, alcaparras y las rodajas enteras de cebolla y pimentón en forma de decoración son plenamente del hermano país, que es donde pueden conseguirse en esa presentación, en especial por las zonas del estado Zulia.

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Coromoto Prieto, una mujer migrante y proveniente de Maracaibo, explica que aunque sean diferencias no tan notorias para otras personas, su sazón sí varía mucho, volviéndolo una cuestión de identidad gastronómica a la hora de cocinar y aunque por ejemplo en diciembre si se lleguen a ver aceitunas en las llamadas “hayacas navideñas”, en Venezuela siempre llevan esta fruta, no solo en diciembre.

Finalmente, lo que diferencia la una de la otra, es las modificaciones que ha vivido a raíz de una cultura binacional, que se apoya una a la otra, siendo este envuelto una muestra más de la unión que hay entre ambas zonas, que han compartido su historia desde hace siglos y espera seguir fortaleciéndose en pro de la integración.