En El Tarrita, donde hace 55 días una avalancha barrió con los ranchos de al menos 20 caseríos que estaban a lado y lado del río del mismo nombre, todo es incredulidad e incertidumbre.

Eso es lo que se percibe en los rostros de las más de 300 familias de agricultores que lo perdieron todo en la madrugada de aquel 31 de mayo.

Allá, sobre el lodo que sepultó sus viviendas y las pocas pertenencias que tenían, la pregunta que se hacen todos es cuándo será que se instalan los puentes anunciados por el Instituto Nacional de Vías (Invías).

Esta demora puso en jaque la economía no solo para las 300 familias que hoy deambulan sin rumbo fijo allá en la zona de la tragedia, sino de los comerciantes a lo largo de la vía Cúcuta-Ocaña e, incluso, de Aguachica, en el sur de Cesar.

Todo porque lo que movía sus negocios era el transporte de carga y de pasajeros y estos servicios permanecen paralizados por el bloqueo que se registra en el sitio donde antes quedaba el caserío de El Tarrita.

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La angustia de los comerciantes es evidente y no se compadece con la demora que ha existido para poner fin al cierre de la vía en la que funcionan hoteles, hospedajes, garajes, restaurantes, centros recreacionales, montallantas, tiendas, cafeterías, entre otros negocios.

Sair Sánchez, uno de los comerciantes afectados, propietario de un restaurante entre Ocaña y Aguachica, se mostró visiblemente confundido al verificar con sus propios ojos el avance de las obras en El Tarrita. “Viajé al sitio de la tragedia para verificar con mis propios ojos qué tan cierto era que para agosto se tenían instalados los puentes, pero lo que me encuentro da tristeza, no han hecho nada ni hay tampoco puentes”, dijo.

Esta realidad lo tiene pensando seriamente en el cierre de su negocio, dado que según lo que pudo apreciar por su cuenta es que ni en agosto ni en septiembre estaría listo el paso por El Tarrita. “Es que no se ve a un obrero del Invías con una pala en la mano, como para tener uno esperanza” dijo.

En la vía Cúcuta-Ocaña los hoteles permanecen cerrados al igual que los restaurantes, en los pocos que aún permanecen abiertos sus propietarios ya inclinaron la cabeza, como Juan Elías González, administrador de un hotel al que llegaban a diario a dormir 20 muleros. “No me va a quedar de otra que cerrar, ya que en lo que lleva cerrado el paso no han llegado al hotel sino dos personas”, aseguró.

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La desesperanza también tiene desesperados a los dueños de más de 300 restaurantes dispersos a lo largo de la vía Cúcuta-Ocaña. 

Doña María vende desayunos y almuerzos en el popular sitio de Alto del Pozo, a 40 minutos del sitio de la tragedia. Ella asegura que a su negocio llegaban a comer cerca de 80 personas al día y ahora si acaso 8. “Se me cayeron las ventas en un 90 por ciento”, dice.

Pérdidas millonarias

Hace un mes, los gremios económicos de Norte de Santander denunciaron que por el cierre de la vía Cúcuta – Ocaña se llevaban contabilizadas pérdidas cercanas a los 10.000 millones de pesos, las cuales, a la fecha, podrían estar triplicadas. 

Estas cifras reflejan el impacto directo en las actividades comerciales y la difícil situación que enfrentan las empresas y los trabajadores afectados. En total, se estima que alrededor de 4.849 trabajadores se han visto directamente perjudicados por el cierre de la vía, revelaron en aquella ocasión los gremios económicos entre los que se enumeran la ANDI, Cámara de Comercio, Fenalco, Colfecar, Fedetranscarga, Induarcilla, Acopi, Asocarbonor y Fedepalma.

Resaltaron también que el cierre de la vía redujo entre el  45% y el 50% los viajes hacia la Costa Norte.

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Allá, en el sitio donde los habitantes de El Tarrita instalaron puentes hamaca provisionales, se hacen trasbordos de unas 130 toneladas diarias de productos de pan coger como maíz, cebolla, habichuela, arveja, frijol, entre otros.

Solo dos empresas de transporte intermunicipal están haciendo trasbordo de pasajeros por estos improvisados pasos.

Pero la insistencia por que se supere el bloqueo se siente con gran impotencia allá en el sitio de la emergencia, donde periodistas de La Opinión permanecieron durante dos días (viernes y sábado anteriores), en los que no se observó maquinaria ni obreros trabajando para lograr el despeje de una laguna que se formó justo sobre lo que antes era la carretera y que conectaba con el sitio donde estaba ubicado el puente que derribó la avalancha del 31 de mayo.

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“Aquí, al Tarrita, no ha llegado siquiera un tornillo de los puentes anunciados por el Invías, lo que da a entender que ha faltado voluntad del Gobierno nacional por atender nuestra emergencia”, dijo Jaime Elías Rincón, un transportador de carga que habitualmente transitaba por esta carretera que conecta a Cúcuta con Ocaña.

 
¿Qué pasó con los puentes?

El director de la Territorial de Invías en Ocaña, Elías Jaimes Fernández le dijo ayer a La Opinión que los puentes militares anunciados para superar la emergencia del transporte de carga y pasajeros en El Tarrita, están por llegar.

Reiteró que el compromiso es reabrir la vía a finales del próximo mes de agosto. “Todo obedece a una línea en el tiempo y en la actualidad estamos construyendo los terraplenes para proceder a la instalación de las estructuras” dijo el funcionario.

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Reveló que se han retirado cerca de 70.000 metros cúbicos de lodo y piedras en el sitio de la tragedia y en el tramo de la vía El Tarrita-Ocaña.

“Hemos tenido una dificultad y es que el cauce del río tomó otra dirección y se están presentando filtraciones subterráneas en el terraplén del lado que conduce hacia Sardinata (justo en el sitio donde debe descansar uno de los estribos del puente que se va a instalar)”, agregó.

Celeridad en las obras

El presidente de la Asociación de Camioneros de Colombia, capítulo Norte de Santander, Yamil Antonio Galeano Arenas, reclamó mayor celeridad en los trabajos con la llegada de los puentes militares.

 La preocupación radica en el desvío de la mirada del Gobierno Nacional hacia Quetame, Cundinamarca, en donde en tiempo récord sí llegaron los ingenieros militares para el montaje de los puentes que se requerían allá.

Otro es el trato que el Gobierno Nacional le está dando a la tragedia de El Tarrita, “donde diariamente el gremio pierde mil millones de pesos por el cierre total de la carretera.

 “En tiempo récord llegan a la zona y proceden a atender la emergencia, nosotros vamos a cumplir dos meses y no se vislumbra una solución”, denunció Galeano.

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El director de la Territorial de Invías, Elías Jaimes Fernández, manifestó que son realidades distintas y desde la hora cero de la avalancha han estado al tanto de la situación. 

 “Piensan que existe un solo puente militar en todo el país, pero hay otras estructuras y nosotros estamos construyendo los terraplenes para la instalación de los mismos”, dijo.

 Explicó que el contrato de urgencia manifiesta que supera los 17 mil millones de pesos está concebido en dos fases de acuerdo al cronograma. “Primero habilitar la vía de manera provisional en la última semana del mes de agosto y la segunda fase son los estudios para las obras definitivas con el fin de garantizar el paso vehicular en ese corredor”, agregó.

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No existe discriminación con la región, estamos trabajando en superar la emergencia y se han trazado los frentes de obra para mitigar el traumatismo”, puntualizó Jaimes.

Espere mañana la segunda entrega de la tragedia de El Tarrita: El reclamo de los damnificados de la avalancha de El Tarrita

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