En momentos de crisis humanitaria los líderes comunales de Ocaña aunaron esfuerzos para brindar alimentación a los desplazados por la violencia vivida en la zona del Catatumbo.
Los distintos gremios e instituciones se sumaron a las campañas de solidaridad mediante las ollas comunitarias instaladas en los distintos albergues habilitados para atender a la población en condiciones de vulnerabilidad.
Miembros de la Mesa de Víctimas coordinan con las distintas entidades las brigadas de atención primaria a los niños, adolescentes, mujeres, adultos y la tercera edad.
El presidente de la federación comunal del Norte de Santander, Félix María Rojas Vega, a través de las asociaciones y Juntas de Acción Comunal coadyuva a mitigar la situación calamitosa de los desplazados por la violencia.
“Es necesario que todos los comunales estemos unidos con esta noble causa para aliviar la crisis alimentaria. “Es interesante el acompañamiento de los líderes para el suministro de los insumos a los presidentes de las juntas de todos los municipios de Norte de Santander”, agregó.
Cuando vayan a consignar recursos envíen los soportes para llevar la contabilidad y rendir cuentas. En los puntos de concentración se alimenta con las tres raciones a casi 9.000 personas que salieron despavoridas de un conflicto armado que no les pertenece, señalan los voceros comunales.
Lea además: Máxima alerta en albergues por brotes de enfermedades entre desplazados
El veedor, Camilo Torres Álvarez, destacó el papel de los voluntarios que se han puesto el delantal para ofrecer un plato de comida a las personas sometidas al suplicio del desplazamiento forzado.
Un granito de arena
En medio de la adversidad, Aurora Rodríguez Velásquez huye de los conflictos presentados en zona rural de Convención y solicitó a las entidades el suministro de alimentos para los niños que empiezan a presentar problemas digestivos ante la salida intempestiva de las fincas.
Alexander Alcocer es miembro de la mesa interreligiosa instalada en el coliseo cubierto Argelino Durán Quintero solicita la solidaridad de la gente para cubrir la demanda de tantas personas.
“Hay más de 2.500 personas y multiplicadas por tres raciones diarias son 7.500 comidas y los voluntarios no dan abasto para suplir las necesidades básicas. Se está pasando un momento muy difícil y se requiere menos cámaras y más acción para remediar la situación que ninguno la esperaba”, recalcó el líder religioso.
Afirma que no son manjares los brindados, pero al menos están calmando el hambre de los semejantes, mientras se conjura el conflicto armado.
A los grupos enfrentados que hagan un alto en el camino y piensen en el camino tortuoso de los desterrados, especialmente de mujeres y niños que huyen de los campos de batalla.
Lea además: ‘A Dios gracias llegamos con vida’: La dura travesía de una madre desplazada
“La violencia genera violencia, la gente no quiere volver, el temor es grande, uno le brinda la asesoría espiritual, sin embargo, los programas se quedan cortos ante la magnitud del problema, pues la vida está en peligro”, recalcó.
Caracterización de las familias
El secretario de Desarrollo Humano, Hugo Eduardo Guerrero Bayona, resalta la solidaridad de la gente e instituciones para apaciguar la situación de las víctimas.
Esa dependencia coordina la caracterización de los desplazados para brindar el apoyo necesario a las personas en condiciones de vulnerabilidad.
La gestora social, Silder Lorena Contreras Amaya, activa las rutas solidarias en la atención primaria a las personas ubicadas en los alojamientos temporales.
“Se logró la entrega de pañales, pañitos húmedos, kits de aseo y agua por parte de la Fundación Éxito para beneficiar a los niños y niñas afectados por la ola de violencia.
Lea además: Un momento crítico para la niñez: ICBF sobre violencia en el Catatumbo
Destaca la atención integral del Instituto Departamental de Salud y las directivas del hospital Regional Emiro Quintero Cañizares para el tratamiento sicosocial, médico asistencial.
Falsas víctimas
El alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares Plata, lamenta la doble moral de algunas personas que se aprovechan de la coyuntura para pescar en río revuelto.
“El Gobierno nacional entregó el año pasado 44 mil millones de pesos a unos programas sociales y mucha de esa plata la quemaron en pólvora al parecer y tomaron mucho trago en diciembre. Hoy se inventan unas historias para acceder a las ayudas humanitarias”, reiteró.
Fue categórico al afirmar que no es una feria de mercados sino una atención humanitaria y por eso se coordina con la Unidad Nacional de Víctimas la depuración del sistema de datos para hacer el cruce de información donde las ayudas queden en manos de los menesterosos.
Lea además: Piden ejecutar el Pacto por la transformación social del Catatumbo
“Lo más triste que algunas personas con aspiraciones políticas se presten para ese tipo de triquiñuelas, no estamos para protagonismos en medio de la crisis humanitaria.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion
