En una singular coincidencia, rodeado de sus seres queridos y el mismo día en que nació, falleció el pasado 24 de diciembre, a los 115 años, Carlos Julio Rincón Garzón, considerado el hombre más longevo del municipio de Ocaña.
Como era tradición, sus familiares se habían reunido en el hogar para rezar la novena y celebrar su cumpleaños entre villancicos. La jornada concluyó entonando el estribillo “pero sigo siendo el rey”, de su ranchera favorita, melodía que alcanzó a balbucear antes de partir, según relató su hijo Héctor Rincón Lozano, quien lo recordó como un hombre alegre y profundamente humano.
La víspera de su fallecimiento recibió la unción de los enfermos por parte del sacerdote Jesús Andrés Sarabia, quien compartió con la familia una reflexión que marcó el momento: “Dios le prestó la vida y se la devolvió el mismo día. Históricamente, muchos santos mueren en la fecha de su nacimiento”.
Su hija Miriam Rincón Lozano evocó que, según le contaba una tía de crianza, Carlos Julio Rincón nació al mediodía del 24 de diciembre de 1910, y a esa misma hora exhaló su último suspiro, acompañado por toda su familia. “Cerró un ciclo lleno de realizaciones y enseñanzas”, expresó.
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Para sus allegados, el secreto de su longevidad estuvo en la fe en Dios, el respeto a los padres, una alimentación sencilla, la ausencia de rencores, el buen humor y el cuidado personal. “Papá fue ejemplar en todos los sentidos: respetuoso de la palabra de Dios, cumplidor de sus deberes, excelente padre, formador de valores y sembrador de esperanza”, destacó su hijo, el ingeniero Santander Rincón.