"La mayoría de los países ricos no sólo no están proporcionando entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras, sino que también están contribuyendo a la destrucción de los entornos de la infancia en otras partes del mundo", denuncia en un comunicado Gunilla Olsson, directora del Centro Innocenti.
Más de 20 millones de menores tienen niveles altos de plomo en la sangre, precisa el informe.
Aunque Finlandia, Islandia y Noruega están en lo alto de la lista para proporcionar un entorno sano a su propia juventud, en cambio, están en los últimos puestos en cuanto al impacto en el planeta en materia de emisiones, de volumen de desechos electrónicos y de nivel de consumo.
En Islandia, Letonia, Portugal y Reino Unido, uno de cada cinco menores está expuesto a la humedad y al moho en sus hogares, mientras que en Chipre, Hungría y Turquía, esta situación afecta a uno de cada cuatro.
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Numerosos menores respiran un aire tóxico tanto en el exterior como en el interior. En particular en México, que registra el mayor número de años de vida saludable perdidos a causa de la contaminación atmosférica, con 3,7 años por cada 1.000 niños, mientras que Finlandia y Japón registran los datos más bajos, con 0,2 años. En Bélgica, Israel, Holanda, Polonia, República Checa y Suiza, más de uno de cada doce menores está expuesto a tasas elevadas de polución relacionada con los pesticidas, asegura el informe.
No obstante, el informe advierte que los peor parados son los niños en los hogares más pobres expuestos a los mayores daños y riesgos medioambientales.
"Tenemos el deber hacia nosotros mismos y hacia las generaciones futuras de crear mejores entornos de vida para favorecer el bienestar de los menores", dice Gunilla Olsson. "Es la herencia más preciosa para los menores y los jóvenes", asegura.
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