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Murió dos semanas después de ser brutalmente golpeado
El hombre era un habitante de calle que transitaba por el barrio Magdalena.
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Categoría nota
Lunes, 29 de Noviembre de 2021

Con una profunda tristeza, lágrimas y una voz apagada producto del llanto prolongado, la madre de Jeferson Yadir Contreras Duarte, seguía intentando asimilar la muerte de su hijo quien a las 12:30 de la madrugada de ayer, en el centro asistencial de La Loma de Bolívar, falleció debido a las heridas provocadas por una fuerte golpiza que recibió dos semanas antes.


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Con una vida ajetreada en la calle, entre los ruidos de los carros y la adicción al consumo de drogas, Jeferson Yadir desde muy joven dejó el hogar de su madre y con su hermano salieron a recorrer calles de Cúcuta, con la mala suerte de encontrar la facilidad para consumir varias sustancias que poco a poco, los llevaron a vivir en condición de calle.

“Yo hacía lo que podía, pero desde joven le gustó salir y venía muy poco a la casa. Con el tiempo decidió irse y vivir afuera. Luego por trabajo me fui de Cúcuta a Bucaramanga y ahora resido en Málaga, Santander, y ellos prefirieron quedarse. Este sábado hablé con él por teléfono y le dije que iba a venir porque él se tenía que hospitalizar, pero solo me respondía que no viniera a gastar plata”, explicó la madre con tristeza.

Muerto por heridas graves.

 
Dos semanas antes

 

Habitantes de calle que transitan constantemente por el Canal Bogotá, en un sector conocido como Punta Brava del barrio Magdalena, sorprendidos por la noticia, entre la tristeza comentaban que los últimos días que vieron a ‘Yair’, de 24 años,  como lo decían, estaba acostado en una colchoneta tomando pastillas para el dolor, y no había podido levantarse a reciclar, como normalmente lo hacía.

“El pelado era muy humilde, me recibió cuando llegué a esta zona hace seis años. Luego de esa golpiza tenía la mano muy hinchada, casi ni podía comer por lo mismo y le costaba levantarse a reciclar, hace dos días si lo vi que hizo el intento, pero ya el último día si estaba bastante mal. Aquí varios compañeros se han muerto, a veces se pone complicado por acá”, comentó un habitante de calle del sector.


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Según versiones de Jeferson Yadir, que comentó a su familia y amigos, él fue atacado brutalmente por otras personas en condición de calle, al parecer entre puños, patadas y palos de madera por robarlo.

Y con los días, los dolores, contusiones y posibles fracturas fueron  afectando su motricidad que junto con su adicción a los estupefacientes, le hicieron perder la vitalidad hasta terminar con ese trágico desenlace. 

Muerto por heridas graves.

 
No se dejó ayudar

 

Su familia, siempre estuvo al tanto de la gravedad de sus heridas, y por esa razón intentaron en más de una ocasión, durante esas dos semanas, recluirlo en hospitales y centros asistenciales para hacerle todo tipo de exámenes en los que pudieran analizar cuál era la situación de sus órganos o huesos, luego de la terrible golpiza, pero él no colaboró.

“Hace una semana estuvimos en puesto de salud de Puente Barco, para hacer unos exámenes, pero él no se estaba quieto, ni siquiera esperó los resultados y se fue. Nosotros nos fuimos con él y por eso no supimos que tenía. El sábado, un señor de ese sector al verlo tan mal lo llevó a la IPS de la Loma de Bolívar, pero fue el mismo cuento, después de atenderlo, se fue tiempo después”, manifestó la madre.

Aparte de tomar pastillas para el dolor, y recibir dos bolsas de suero con dos inyecciones, Jeferson Yadir no quiso internarse ni hospitalizarse en ningún centro médico para que lo trataran, pues según sus familiares, su adicción a la droga y la ansiedad que provocaba el síndrome de abstinencia era muy fuerte, y lo condicionaba a salir de nuevo a la calle, para poder saciarla, sin importarle su condición física.

Así mismo, familiares relatan que en varias ocasiones lo internaron en centros de rehabilitación y aunque su proceso en un principio avanzaba con buenas expectativas al salir de allí, él volvía de nuevo a consumir en las calles.


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“La última vez estuvo en el centro de rehabilitación de Ocaña y durante cuatro meses estuvo muy bien, subió de peso y se le veía en buen estado de salud. Pero no duro mucho, yo siempre quise lo mejor para él, y es muy desalentador ver como la droga se lo llevó de esa manera”, concluyó la progenitora.

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