El papa Francisco se dirigió a Nunavut, en el Ártico canadiense, en la escala final de su viaje para pedir perdón por los abusos a niños indígenas en internados de la Iglesia católica.
El pontífice habló a una delegación de pueblos indígenas en Quebec, a quienes dijo que volvía “a casa muy enriquecido” y añadió: “También me siento parte de vuestra familia”.
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Francisco era esperado en Nunavut donde se reunirá por primera vez con sobrevivientes de escuelas residenciales que alojaban a niños indígenas arrancados a sus padres y forzados a dejar su lenguaje y cultura nativa.
Luego estará en un evento público del pueblo inuit. “No resolverá nada pero una disculpa ante el mundo significa mucho para nosotros”, dijo Elisapee Nooshoota, de la localidad de Iqaluit, de unas 7.000 personas.
Desde fines del siglo XIX hasta la década de 1990, el gobierno de Canadá envió forzadamente a unos 150.000 niños indígenas a internados a cargo de la Iglesia católica. Muchos sufrieron allí abusos físicos y sexuales y se cree que miles murieron por desnutrición, enfermedades, maltrato o negligencia.
Al iniciar su visita a Canadá el lunes, el papa pidió públicamente disculpas por los abusos.
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Francisco no “reconoció el rol institucional de la Iglesia Católica en la protección de los abusadores”, dijo Kilikvak Kabloona, directiva de una organización inuit en Nunavut.
“Deberían estar haciendo más” -Muchos sobrevivientes dijeron que ese pedido de perdón fue abrumador, pero para otros fue apenas el comienzo de un proceso de sanación y reconciliación.
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