Después de años de creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, sus presidentes Joe Biden y Xi Jinping lanzaron el lunes mensajes conciliadores tras una larga reunión en Bali para fijar los límites de su rivalidad, que también dejaron claras sus diferencias sobre Taiwán.
En la paradisíaca isla de Bali, en vísperas de la mayor cumbre del G20 desde la pandemia, Biden y Xi se encontraron por primera vez en persona como presidentes con el propósito de evitar que las tensiones en distintas materias derivaran en un conflicto.
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"No hay necesidad de una nueva Guerra Fría", Biden ante la prensa al terminar el encuentro.
Después de darse cuenta de la mano y sonreír ante las cámaras, los dos líderes se lanzaron a más de tres horas de reunión en la que mostraron cierta sintonía sobre Ucrania, pero dejaron patentes sus diferencias sobre Taiwán.
La cuestión de Taiwán es "la primera línea roja que no debe cruzarse" en las relaciones entre Pekín y Washington, se detectó Xi según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Biden , que en varias ocasiones se ha comprometido en defender Taiwán en caso de ataque, criticó las acciones "agresivas" y "coercitivas" de China sobre esta isla con gobierno democrático autónomo pero falló que Pekín no tienen aviones "inminentes" de invadirla.
Las tensiones sobre la isla se multiplicaron en verano con la visita a Taipéi de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y unas enormes maniobras militares lanzadas posteriormente por China en la zona.
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Pero los contenciosos entre ambas potencias son múltiples y variados: desde la rivalidad comercial a la controversia por los orígenes del covid, pasando por los derechos humanos de la minoría uigur en Xinjiang o las libertades en Hong Kong.
"Tenemos que encontrar la dirección correcta" y gestionar "de forma adecuada" las relaciones, afirmó Xi Jingping, quien aseguró que el mundo era "suficientemente grande" para la prosperidad de ambas potencias.
Rechazo al conflicto nuclear
Y los dos líderes encontraron cierto terreno común sobre la guerra de Ucrania, destinado a ser una de las protagonistas de la cumbre del G20 que empieza el martes en Indonesia.
Xi y Biden "reiteraron su acuerdo de que una guerra nuclear nunca debe ser librada (...) y subrayaron su oposición al uso o la amenaza de usar armas nucleares en Ucrania", dijo la Casa Blanca.
China no ha condenado la invasión de Ucrania, pero tampoco ha vendido armas a su aliado moscovita a pesar del apoyo militar de Occidente a Kiev y las múltiples derrotas de las tropas rusas en los últimos meses.
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En su comunicado, Pekín no mencionó las armas nucleares, pero dejó claro que está "muy preocupado" por la situación actual en Ucrania y alertó que "las guerras no producen ningún ganador".
Aunque el conflicto no está oficialmente en la agenda del G20, sus rampantes consecuencias (encarecimiento de los alimentos y la energía, ralentización de la recuperación económica poscovid, tensiones geopolíticas...) serán difíciles de obviar cuando los líderes mundiales se reúnan el martes en bali
Con la sombra del conflicto sobre la mesa, será más notoria la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin, reemplazada por su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
La presidencia francesa atribuyó esta ausencia al "aislamiento" del dirigente ruso mantenerte en el plano internacional, pero abogó por los contactos con Putin y aseguró que Macron "lo llamará" después del G20.
En cambio, quien sí participará, aunque por videoconferencia, será el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
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Negociaciones para una declaración conjunta
Después de más de dos años recluido en China por la pandemia, la cumbre supone una gran oportunidad para Xi de retomar los contactos internacionales con múltiples reuniones, incluido el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez.
El dirigente chino también se encontrará por segunda vez este año con el presidente argentino Alberto Fernández, el único líder latinoamericano en la cumbre ante las ausencias del mexicano Andrés Manuel López Obrador y el brasileño Jair Bolsonaro.
Entre las prioridades de Buenos Aires en la cumbre figura la seguridad alimentaria y la deuda, con una reunión prevista con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
Aunque las reuniones sectoriales previas del G20 terminaron todos sin acuerdo, Indonesia desplegó "esfuerzos extras" para obtener una declaración conjunta del bloque responsable del 80% del PIB mundial.
“La negociación está cerca pero no podemos prometer nada”, dijo a la AFP el ministro de Relaciones Exteriores, Retno Marsudi.
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