Esther Rodríguez Peña falleció el lunes en la tarde, en el Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde permaneció desde la madrugada del sábado cuando llegó en una ambulancia con un disparo.

La mujer recibió un impacto de bala en la cara, el sábado en la madrugada, cuando estaba parada detrás de la puerta de su apartamento, ubicado en la calle 13 con avenida 3, del barrio Motilones, mirando una pelea que había afuera.

Ayer, el esposo de Esther Rodríguez no paraba de llorar, mientras observaba las fotos en las que aparecían juntos y escuchaba música, para alivianar un poco el dolor que siente por la pérdida de su amada.

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El angustiado hombre contó, con la voz entrecortada, que no siente odio o resentimiento contra el militar pensionado que hirió a su esposa, al parecer, de manera accidental. Él solamente cree que la muerte de su amada fue un designio divino.

“Yo lo veo por el lado de que ella debía reunirse con Dios y no había poder humano que cambiara eso. En cualquier momento podía ocurrir este lamentable suceso, solamente miro al cielo y pido fuerzas para sobrellevar el duelo”, sostuvo el hombre.

Se enteró del fallecimiento

Durante dos días, el esposo de Esther Rodríguez estuvo al tanto de la salud de su amada, por eso permanecía todo el día en el Hospital Universitario Erasmo Meoz, hablando con los médicos y visitándola a ella.

El hombre tuvo esa rutina hasta el lunes en la mañana, cuando un médico se le acercó y le dijo que la bala había afectado gravemente el cerebro de Esther, por lo que debía prepararse para lo peor.

“A mí me dijeron que ella podía morir porque los órganos poco a poco comenzaban a fallar, en ese momento me sentí muy mal y me aferré a la esperanza de que pronto saldríamos de esta horrible situación, pero no fue así”, explicó el hombre.

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Finalmente, a las 4:08 p. m., un médico lo llamó y le dijo que Rodríguez Peña acababa de  fallecer, provocando que él tuviera una crisis nerviosa y, minutos después, llamara a los familiares de su esposa para darles la trágica noticia.

“Yo la recuerdo como una persona angelical, que era muy atenta y se dedicaba netamente a cuidar de sus padres que son mayores y están enfermos. La conocí hace cuatro años por una casualidad de la vida y nos enamoramos poco a poco… Una bala perdida me arrebató a mi amada”, recordó en medio de las lágrimas.

Cómo se dio el hecho

El viernes en la noche, la pareja se acostó temprano porque iban a madrugar para ver el partido de la Selección Colombia femenina, que jugaba en la madrugada del sábado.

Hacia las 11:30 de la noche, un carro con música a todo volumen llegó hasta la esquina de la calle 13 con avenida 3, se estacionó al frente de un estanco, los ocupantes se bajaron y pidieron unas cervezas.

A  las 12:15 a. m. un militar pensionado salió de su apartamento y llegó hasta donde estaba el grupo de personas para reclamarles por el fuerte volumen de la música. Pero en ese momento un hombre que, al parecer, estaba ebrio, lo empujó.

El exmilitar y tres hombres comenzaron a discutir y a empujarse, por lo que él desenfundó su arma, les apuntó y caminó hacia su apartamento sin perderlos de vista.

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Cuando el exsuboficial llegó hasta la mitad de la cuadra, habría hecho unos disparos al piso, impactando a los tres hombres. Uno de ellos recibió un tiro en una pierna, el segundo resultó herido en el pecho y el tercero tiene un balazo en un antebrazo.

Esther Rodríguez, que estaba parada detrás de la puerta de su apartamento, al lado de su esposo, mirando lo que pasaba, recibió un tiro en la cara. Ella fue trasladada en una moto hasta el Policlínico de Atalaya, donde los galenos de turno la llevaron en una ambulancia para el hospital.

El exmilitar se entregó a la Policía y fue dejado a disposición de la Fiscalía.

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