Aunque en ‘Embragues Yanyeis’ el ambiente es de alegría, trabajo y amabilidad, los familiares y trabajadores de ese negocio aún están lejos de superar la pérdida de Leonardo Carreño Cobos, quien fue asesinado en ese establecimiento el pasado 23 de septiembre.

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En los últimos meses la incertidumbre, las dudas y un sinsabor por el lento actuar de las autoridades ‘atormentan’ a los familiares de Carreño Cobos, de 57 años, quienes en varias oportunidades se han acercado hasta la Fiscalía para exigir explicaciones y solo reciben respuestas evasivas.

“Hemos ido varias veces al búnker de la Fiscalía y se siente como cuando llega a una EPS por una consulta médica y le ‘hacen el feo’ para no atenderlo. Hemos ido en varias oportunidades, pero nos dicen que están investigando. El celular de mi papá se lo llevaron para revisarlo, tampoco nos lo han entregado”, dijo el hijo menor de la víctima.

El hombre añadió que en los meses que él estuvo junto con su papá en el negocio, ubicado en la avenida 7 con calle 1N, del barrio La Merced, sobre la avenida Camilo Daza, aprendiendo sobre cómo administrar ese lugar, nunca notó acciones extrañas.

“Mi papá nunca me dijo algo sobre amenazas. En ese tiempo tampoco noté movimientos extraños en el negocio, como para atreverme a decir que él era víctima de extorsión. Todavía no sabemos por qué lo mataron”, contó el ser querido de Carreño.

Un buen papá

Recordar a Leonardo Carreño es motivo de lágrimas y dolor para el hijo menor, quien lo describió como una persona admirable, amable y entregada a su familia y el negocio que formó poco a poco.

“Mi papá inició desde lo más bajo, siendo empleado, luego le administró el negocio a un hermano y desde hace unos 14 años tuvo los recursos para montar su propio negocio de embragues”, indicó el hombre.

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Carreño tenía una tradición cada 31 de octubre, que consistía en darles una bolsa con dulces a los niños que pasaban por el frente de su negocio, con máscaras o disfrazados.

“A nosotros nos dolió mucho que para vísperas del ‘Día de las Brujitas’ un niño se acercó y nos preguntó que ‘ahora que don Leo no está, quién nos va a dar la bolsita con los dulces’, por eso seguimos con esa tradición de mi papá”, explicó el hijo de la víctima.

El hecho

Cuando el reloj marcaba que eran la 1:15 de la tarde, Leonardo se encontraba en una oficina que hay detrás del mostrador y varias vitrinas, en ese momento él estaba esperando a que su esposa se alistara para irse juntos hacia su casa.

El hombre escuchó que alguien dijo ‘buenas tardes’, por lo que salió de la oficina y camino hacia el mostrador para atenderlo, pero en ese momento fue atacado a disparos, quedando tirado en el piso, mientras que el homicida salió corriendo del establecimiento en busca de su cómplice, que lo esperaba metros más adelante en una motocicleta, para huir por la misma avenida, con sentido hacia la zona industrial.

“Mi papá quedó con una porra en la mano, no sabemos si él trató de defenderse. Mi mamá tuvo una descarga de adrenalina, salió en toalla y al ver a su esposo tirado y ensangrentado, comenzó a gritar”, contó el familiar.

Una patrulla de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) que en ese momento se desplazaba por ese tramo de la avenida Camilo Daza, al escuchar los gritos de la asustada mujer, detuvo su marcha y auxilió a la víctima.

Aunque el comerciante fue trasladado en el vehículo oficial hasta el Hospital Universitario Erasmo Meoz, falleció.

La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) arribó hasta el negocio, encontrando cuatro cámaras de seguridad que hay alrededor del crimen, para tratar de identificar a los responsables.

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