El dolor por la muerte del patrullero de la Policía, Devinson Leonardo Espitia Chacón, ocurrida la noche del 21 de agosto, en Bogotá, aún mantiene entristecido el rostro de su familia.
Pero en el corazón de ellos anida también la esperanza de que las autoridades judiciales investiguen y esclarezcan el hecho.
Entre los recuerdos de Chiquinquirá Chacón Chávez y de su hija Nayla Espitia Chacón, permanecerán grabadas las imágenes de su ser querido, en la última videollamada.
“Yo hablé con él a las 10:00 de la noche y mi hijo estaba alegre y tranquilo. Me dijo que estaba con unos amigos y que se iba a tomar una cerveza. Luego, aseguró que se iría para la casa”, recuerda la mamá del uniformado.
Oriundo de San Cayetano, el agente estaba disfrutando de su día de descanso. En Bogotá, trabajó durante más de tres años, tiempo que llevaba en la institución. Recientemente, estaba adscrito al CAI Bellavista, de la estación Kennedy en la capital del país.
Espitia, de 23 años, se caracterizaba por ser un hombre alegre, trabajador y afectuoso con su familia. Tenía un proyecto claro de vida y por eso empezó a construir un apartamento en el terreno que le donó su mamá, en su tierra natal.
Por estas motivaciones de siempre salir adelante y de trabajar con empeño en la Policía, sus seres queridos se rehúsan a creer que él se haya querido quitar la vida, como lo afirmó la Policía, según la versión oficial sustentada en las declaraciones de un capitán.
“Mi corazón de madre me dice que mi hijo no hizo eso. Mi hijo tampoco estaba ebrio, como lo quieren hacer ver”, dice ella.
¿Qué pasó?
Espitia estaba compartiendo el 21 de agosto con un grupo de compañeros y amigos. Pero, después de las 11:00 de la noche, salió del lugar en busca de un taxi para irse a su casa.
Sin embargo, según lo recopilado por las autoridades judiciales, al lugar arribó el oficial con quien el patrullero presuntamente había terminado una relación sentimental hacía dos semanas. Al parecer, lo buscaba constantemente donde estuviera.
“Él le dejó claro que ya no quería continuar con la relación y lo bloqueó de todas las redes sociales. Pero el capitán le enviaba los mensajes a través del correo institucional”, asegura una familiar.
Aunque los dolientes no conocen los detalles del hecho, insisten en que él no se suicidó.
Según se conoció, Devinson Leonardo Espitia Chacón estuvo conversando con el oficial en su carro y de manera repentina el joven presuntamente tomó el arma de dotación de su acompañante y se disparó en la cabeza. El capitán de inmediato trasladó al patrullero a un centro médico, donde finalmente murió, según el reporte judicial.
“En el informe que nos dieron, dice que él se disparó por el lado derecho, pero cuando nos trajeron el cadáver acá, lo vimos y el orificio más pequeño está en la parte izquierda de la cabeza”, explicaron los dolientes.
La familia adelanta las averiguaciones por intermedio de la asesoría de una abogada para que se hagan las investigaciones correspondientes.
“Según nos dijeron, cuando las autoridades llegaron al lugar, el capitán tenía el arma en la mano y, además, al otro día del hecho, retiró el vehículo sin ningún problema”, explican los dolientes.
Otra de las inquietudes que asalta a la familia es si el oficial fue sometido a la prueba de la parafina, para establecer si tenía residuos de pólvora en sus manos.
Las ilusiones
“Nos tratábamos siempre con mucho amor. Cuando lo vi en la videollamada me dijo que me quería mucho”, señaló su hermana Nayla.
Además, aseguró que su hermano le había confesado que estaba pensando en encontrar a una mujer para tener una familia e intentar tener gemelos, así como sus primos, a los que siempre quiso.
“Ellos son también como mis hermanos. Se han criado con nosotros y Devinson los llamaba todos los días y les ayudaba a hacer las tareas. Mi hermano era tan juicioso, que cuando estaba en cuarentena se la pasó viendo televisión todos los días”, dijo Nayla.