“Preste atención, usted tiene un problema con nuestra organización, no es con su vecino, ni su hermano, ni su mamá, ni su abuela, así que si no acata la orden antes de las 5:00 de la tarde, se va a meter en líos”.
Así, podría empezar una conversación con la única finalidad de extorsionar a la persona que recibe la llamada.
A pesar de que el extorsionista aparenta tener seguridad con las amenazas intimidantes tras afirmar que conoce el itinerario y la familia de la posible víctima, en la mayoría de los casos estas llamadas se hacen desde las cárceles, por lo que son muy bajas las probabilidades para que los delincuentes tengan un conocimiento certero sobre las personas a las que intimidan.
El grupo de Acción Unificada para la Libertad Personal (Gaula) de la Policía le sigue el rastro constantemente a este tipo de llamadas extorsivas, donde el denominador común consiste en las exigencias de elementos difíciles de conseguir como medicamentos, radios de comunicación, prendas de uso privativo de la fuerza pública, munición, armamentos, entre otras.
Una de las intimidaciones más constantes es cuando el extorsionista se hace pasar como miembro de una banda criminal o de grupos guerrilleros.
“A usted le dejamos un sobre pidiéndole que asistiera a una reunión con nuestra organización de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), como no lo hizo, lo tomamos como un acto de rebeldía con la estructura, por lo que tuvimos que llegar a este extremo”, le insistía un hombre al otro lado de la línea telefónica, con acento chocoano, a la posible víctima de extorsión, un comerciante.
El extorsionista exige una suma de dinero, que oscila entre $200.000 y $3’000.000, con un tiempo de dos horas máximo para hacer el pago por intermedio de empresas de giros.
Estas pistas pueden reflejar que la extorsión es iniciada desde la cárcel, por lo que la mejor opción es informar de inmediato a las autoridades y dejar en manos de los investigadores del grupo Gaula el procedimiento judicial.
Recomendaciones
Sin embargo, el Gaula hizo unas recomendaciones para saber controlar la situación al momento de ser objeto de una extorsión telefónica.
En lo posible grabe la llamada.
Denuncie inmediatamente al Gaula.
Escuche atentamente las exigencias (tome nota de las mismas).
No se comprometa con pagos, pero muéstrese dispuesto a negociar.
No brinde información, ni la confirme.
No haga verificaciones (déjelo en manos del personal experto del Gaula).
Sea prudente en la información que suba a las redes sociales.