En la casa materna de Lizeth Johana Rojas Alvarado hay dolor, incertidumbre y hasta resentimiento, por el crimen de su ser querido, descubierto la mañana del martes, en un canal de riego que pasa cerca de una arrocera en la vereda Astilleros, zona rural de El Zulia.
La alegría, la amabilidad y la constancia que la caracterizaban y con las que luchaba por salir adelante con sus tres hijos serán recordadas para siempre por sus familiares y amigos.
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La víctima, de 36 años, salió a trabajar a un estanco, cerca de Astilleros, como lo venía haciendo durante los últimos seis meses, cada fin de semana, pero no regresó con vida a su casa, en Cúcuta.
La última conversación que tuvieron los familiares con Lizeth Rojas fue el domingo 8 de mayo, cuando ella les aseguró que venía en camino hacia la capital de Norte de Santander. Después, no volvió a responder su celular.
“Ella quería estar muy temprano para el lunes prepararle el almuerzo a su hija y enviarla a estudiar, por eso habíamos acordado que nos encontraríamos en su casa temprano, pero nunca me respondió el celular”, dijo una amiga de Lizeth Johana.
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Sin embargo, una llamada la mañana del martes, del que era su patrón, trajo consigo la trágica noticia a la familia de la mujer, al asegurarle que la habían encontrado sin vida.
A pesar de que los familiares y otras personas insistieron a las autoridades para que fueran hasta el punto indicado donde estaba el cadáver, nadie arribó al sitio, solo fue hasta la mañana del miércoles, cuando empleados de la funeraria Nuestra Señora del Carmen recogieron el cadáver y lo trasladaron al Instituto de Medicina Legal.
Inicialmente se conoció que Rojas Alvarado recibió al menos nueve puñaladas en la cabeza, el pecho y la espalda. Sin embargo, también se rumoró que la víctima fue impactada con cinco balazos. No obstante, por el avanzado estado de descomposición del cadáver, tras permanecer en el agua, será Medicina Legal la que determine las causas de la muerte.
Las dudas
Entre familiares y amigos de Lizeth hay dudas de que realmente ella ese domingo viniera en camino hacia Cúcuta.
“Ella nunca salía en pijama, y cuando la encontraron muerta la tenía puesta, lo que quiere decir que ella no venía viajando”, dijo una allegada.
Lo único que han conocido los familiares de la víctima es que ella, presuntamente, venía en un bus y decidió bajarse en Astilleros a esperar a alguien que la iba a recoger y después de eso desapareció.
Sin embargo, la trágica historia está rodeada de un misterio y un manto de dudas, por lo que la familia de Lizeth Johana les pidió a las autoridades que se investigue el hecho y que se haga justicia.
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“Queremos saber por qué la mataron, que se revisen los videos de las cámaras que hay allá en Astilleros para que encuentren pistas y a los responsables. Queremos que haya justicia”, dijo un hermano de la mujer.
Los asesinos de Lizeth Rojas acabaron con los sueños que ella tenía de comprar una casa para vivir con sus tres hijos, después de que la violencia le arrebató a su pareja, hace once años.
Empleadas en riesgo
Según se conoció, las mujeres que se dedican a trabajar en los estancos, vendiendo cerveza, están expuestas a agresiones y a cobros excesivos de dinero, cuando deciden no seguir trabajando en estos lugares donde impera la ley de los grupos armados ilegales.
Por ahora se espera que las autoridades avancen con las pesquisas para que se identifiquen a los autores del homicidio de Lizeth Rojas.
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