Cuarenta y cinco kilómetros separan los municipios de Pamplona y Silos, unidos por un nombre: Maickol Junior Maldonado González, un joven de 23 años cuyo futuro se vio truncado por una mala decisión. Un presunto intento fallido de extorsión terminó llevándolo a prisión.
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En los últimos días, la justicia —de la cual creyó haberse alejado lo suficiente— finalmente lo alcanzó en Silos. Fue en horas de la noche cuando el joven, de cabello rizado, ropa oscura y tenis blancos, fue avistado por uniformados de la Policía de Norte de Santander (Denor), quienes adelantaban labores rutinarias de registro y solicitud de antecedentes.
Al realizar esta verificación se llevaron una sorpresa: el sistema marcaba que Maickol tenía asuntos pendientes con las autoridades. De inmediato, procedieron a trasladarlo a las instalaciones del Comando de Atención Inmediata (CAI) más cercano, donde ampliaron la información y se dieron cuenta de que tenía una orden de arresto vigente por el delito de extorsión simple en grado de tentativa, por un hecho ocurrido en Pamplona.
Maldonado González era requerido por el Juzgado Segundo Penal Municipal de ese municipio y, sobre sus hombros, pesa una sentencia condenatoria. El joven fue detenido por los uniformados, quienes ejecutaron la orden de captura. Quedó a disposición de las autoridades competentes para su respectiva judicialización y posterior traslado a un centro penitenciario.
Lo que parecía una caminata nocturna habitual terminó siendo el momento de la verdad para Maickol, quien ahora deberá responder por sus acciones del pasado, acciones que ni la distancia pudo borrar.
“Estos resultados son producto del trabajo articulado de nuestras unidades en el territorio, quienes, mediante planes de registro y control, continúan cerrando el paso a la delincuencia. Invitamos a la comunidad a seguir denunciando cualquier hecho que afecte la convivencia y la seguridad ciudadana”, indicó el coronel Amaury Lynsay Aguilera López, comandante encargado del Departamento de Policía Norte de Santander.
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