Mientras Luis Enrique Pérez Mogollón estuvo vivo, ninguna autoridad nacional e internacional pudo comprobarle sus nexos en el mundo del narcotráfico. Ni siquiera los señalamientos que en septiembre de 2008 hizo el expresidente Álvaro Uribe Vélez sobre este enigmático empresario cucuteño, produjeron resultado alguno entre los organismos investigadores.
Pero hoy, después de seis años y cinco días de su asesinato, la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional (Dijín) confirma que Pérez Mogollón, más conocido como El Pulpo, sí fue un narcotraficante de mucho poder en Cúcuta y la frontera colombo-venezolana, que logró construir un imperio económico, no solo en Norte de Santander sino en otras ciudades de Colombia.
Un alto mando de la Dijín le explicó a La Opinión que antes de su muerte fue muy difícil comprobarle algo, porque sus tentáculos llegaban a todos los estamentos y cada vez que le abrían algún proceso o le seguían la pista, era informado y rápidamente se frustraba cualquier acción en su contra.
“En vida, este sujeto tuvo seis investigaciones en la Fiscalía, pero extrañamente todas precluyeron. Era muy difícil adelantar alguna acción contra este señor, así se hiciera desde Bogotá. De verdad que lo mantenían muy bien informado y, además, sus movimientos eran muy bien dirigidos para frenar cualquier proceso”, sostuvo la fuente judicial que hoy tiene en la mira ese imperio económico que montó El Pulpo.
Una de esas investigaciones por enriquecimiento ilícito la tuvo la Fiscalía algunos años antes de que Pérez Mogollón muriera, pero extrañamente la archivó. En 2006, la revista Semana aseguró que este hombre fue retenido a finales de 2005 en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, por lo que tuvo que rendir indagatoria y luego quedó libre.
En 2004, el entonces representante a la Cámara Gustavo Petro, sostuvo en plenaria que en Cúcuta “los paramilitares actúan de la mano del narcotraficante conocido como El Pulpo”. Pese a eso, las autoridades no encontraron mérito para abrirle formalmente una investigación en su contra, pues no hubo pruebas contundentes de esa acusación.
Las pesquisas
Fue solo hasta 2016, cuatro años después de la muerte de Pérez Mogollón, que la Dijín logró que algunas personas entregaran detalles de los movimiento turbios del enigmático empresario cucuteño, donde lo relacionaban con redes del narcotráfico tanto local como internacional y relataban la forma en que adquirió propiedades, hizo sociedades, abrió establecimientos comerciales y otros cuantos negocios, que a la luz del público parecían legales, pero que en verdad fueron logrados con el dinero de la droga.
“A Luis Pérez se le relaciona con el manejo de unas ‘ollas’ en Cúcuta, nos dicen que eran alrededor de 32 plazas, donde también estaría relacionado su sobrino, Ramiro Antonio Picón Pérez, conocido como Concho”, señaló el investigador. “En una oportunidad, en una versión que dio El Pulpo, nos dijo que efectivamente Picón era sobrino de él y que en alguna oportunidad habían trabajado en un negocio, pero arreglando computadores”.
Esta flotilla de volquetas también habría sido comprada por Luis Pérez.
Tanto la fuente judicial como un informe policial señalan que Concho, quien es sindicado de ser la ‘mano derecha’ de El Pulpo por ser el administrador financiero de la organización, fue capturado en 1997 por tráfico de estupefacientes y salió de prisión en 2002. “Él era el que tenía todo el manejo directo de las plazas en Cúcuta”, asegura el oficial.
“Testigos nos informaron de cómo semanalmente El Pulpo sacaba entre 20 y 40 kilos de cocaína del Catatumbo por Venezuela. Un cargamento de unos 500 kilos de la droga se les cayó en 1996, pero eso lo manejó el gobierno venezolano. Hubo un solo capturado y se pudo relacionar a un señor que se llamaba Reinaldo Toloza, a quien habrían mandado a asesinar por la pérdida de esa droga. Esto es lo que se está estableciendo y argumentando entre los procesos por las fuentes que se tienen”.
El informe judicial de la Dijín, donde resumen las acciones que están haciendo contra el imperio económico de El Pulpo, muestra quienes eran sus más allegados y que trabajaron a su lado, también relaciona a Franklin Rojas Álvarez, “quien fue capturado en 1996, cuando transportaba 500 kilos de cocaína dentro de un carro, cargamento que iba a ser entregado a un narcotraficante en Venezuela. Esta persona hace parte de la organización”.
El golpe económico
Ante todo esto, los investigadores de la Dijín han logrado establecer que el imperio económico que dejó El Pulpo quedó en cabeza de muchos familiares, siendo Concho el más visible de ellos. “Por eso nos enfocamos en él, además, de esa relación que tuvo con el tío, por lo que tratamos de profundizar un poco más, pues lo que sabemos es que esto es un pedacito de todo ese emporio que construyó este narcotraficante”.
Para los investigadores es claro que los ‘narcos’ jamás van a poner sus bienes a nombre propio, sino que todo está distribuido en testaferros o en la familia. “Esto con el fin de evadir las acciones de la justicia. Ellos trabajan ilícitamente para conseguir plata y no van arriesgar nada. Por eso al investigar encontramos que el sobrino (Ramiro Picón, conocido como Concho) tenía consignados bienes del tío (El Pulpo)”.
Y es que los primeros resultados de esa investigación que se inició hace dos años se dieron entre el 5 y 15 de febrero pasado, cuando varios hombres del grupo de lavados de activos de la Dijín se desplegaron por Bogotá, Yopal, Bucaramanga y Cúcuta para hacer cumplir las órdenes judiciales que le avaló un juez a la Fiscalía 39 de la Dirección Especializada de Extinción del Derecho de Dominio, para ocupar los bienes que pertenecerían al Pulpo, pero que estaban a nombre de algunos testaferros, entre ellos Concho.
Así luce una parte en el interior de la lujosa casa.
El informe policial señaló que los bienes ocupados y que quedaron con medidas cautelares de embargo, secuestro y suspensión del poder dispositivo son: dos apartamentos, una bodega, dos casas lujosas, cinco locales, 14 vehículos y tres sociedades y establecimientos, todo avaluado en $15.000 millones. “Todo esto fue adquirido desde 1994 por la organización delincuencial organizada, dedicada al narcotráfico”.
El oficial de la Policía que tuvo bajo su mando esta operación, manifestó que cuando iniciaron las acciones quedó preocupado, “pues cuando entramos a un apartamento en Bogotá estaban las maletas empacadas, lo que nos indicó que la información sobre el procedimiento para ocupar los bienes fue filtrada, por eso cuando llegamos no encontramos a nadie. Ninguno de ellos nos dio cara”.
Y agregó: “esto nos deja ver que estamos teniendo unas fallas y eso que lo estamos manejando desde Bogotá. ¿Cómo es posible que tan pronto decidimos proceder contra esos bienes, los alertaron?. Por eso nos tocó agilizar todo”.
Cuando los investigadores ocuparon algunos bienes en Cúcuta quedaron sorprendidos, pues jamás pensaron encontrarse con una vivienda y una oficina tan lujosas. “Cuando llegamos a un condominio, donde también vive el gobernador (de Norte de Santander), nos encontramos con que la casa era la más grande y llena de lujos, pero lastimosamente al entrar la caja fuerte estaba abierta, los aires acondicionados le fueron arrancados, se llevaron todo, pero la sorpresa más grande fue cuando entré a una oficina que está en el segundo piso del restaurante Tizón del Gordo y encontramos un jacuzzi, un baño turco, un sauna y una cama doble”, contó la fuente judicial.
Una vez esta operación de extinción de dominio terminó, varios abogados se pusieron al frente y “es con ellos que estamos hablando, porque ninguno de los titulares de esos bienes ha querido enfrentar las cosas, para que nos expliquen cómo los adquirieron y por qué se evadieron cuando se hizo la operación”. Las autoridades fueron muy claras y afirmaron que Concho no tiene ninguna orden de captura, pero sí debe presentarse ante la Fiscalía a explicar todo y demostrar que el incremento patrimonial es justificado lícitamente. Las autoridades advirtieron que las investigaciones continúan.
De empresario a narco
La información que han podido recopilar las autoridades judiciales, deja al descubierto que la imagen de empresario que tenía Luis Enrique Pérez Mogollón en Cúcuta era solo una fachada para poder lavar todo el dinero que le habría ingresado por los negocios de narcotráfico, afirmó la fuente judicial.
Y es que El Pulpo también era visto como un Papá Noel, pues en diciembre cientos de familias hacían fila afuera de su casa, ubicada en el barrio San Luis, para recibir regalos, como ya era tradicional. Además, su imagen de benefactor era tan grande que muchas personas que tenían problemas económicos o personales, lo buscaban para que les ayudara.
Tal vez sea por esos ‘favores’ y por los ajustes de cuentas que se dieron durante su tiempo de vida, que hoy la Policía sostiene que El Pulpo es señalado de haber ordenado más de medio centenar de homicidios en esta zona del país.
Lo poco que se sabe de Pérez Mogollón es que inició su carrera de comerciante con la venta de vehículos venezolanos, pero hubo un periodo donde decidió irse a vivir al país vecino y cuando retornó a la capital nortesantandereana montó varias empresas. El primer negocio y en el cual se mantuvo muy activo fue el de la distribución exclusiva de lubricantes, cuyo establecimiento quedaba sobre la avenida Los Libertadores, a la entrada de la urbanización Niza.
Unido a eso, muchas personas recuerdan que en un conjunto residencial exclusivo de la ciudad todos los días se veía una flotilla de buses y taxis cuyos conductores iban a entregarle el diario que hacían. Luis Pérez también tuvo inversiones en finca raíz, una discoteca, una cadena de almacenes de ropa y hasta una sociedad para organizar conciertos, trayendo artistas reconocidos a la región y otras ciudades del país.
Aunque las autoridades jamás lograron comprobarlo, los investigadores saben que incidió en la política local y regional, pues hubo varios aspirantes a cargos de elección popular que lo buscaron para tener su guiño para obtener ayuda económica.
Un homicidio sin resolver
El martes 3 de abril de 2012, Luis Enrique Pérez Mogollón, una de sus hijas junto con su esposo y un escolta llegaron pasadas las 7:00 de la noche, al restaurante Spezia, en la calle 21 entre avenidas 1E y Los Libertadores.
Luego de bajarse de los dos vehículos en los que se movilizaban, el controvertido empresario le ordenó a su escolta que fuera a hacerle una diligencia, mientras él comía con sus familiares.
Después de 45 minutos, un hombre de contextura gruesa, piel trigueña y cabello castaño, quien vestía bluyin, camiseta y zapatos deportivos blancos, entró a ese restaurante y habló con uno de los meseros, indicándole que necesitaba una mesa para tres personas.
Luis Enrique Pérez Mogollón fue asesinado el 3 de abril de 2012, cuando se encontraba comiendo con su hija y el yerno.
El empleado le habría señalado una mesa que estaba retirada de El Pulpo, pero este le indicó que no, recalcándole que quería una justo al lado de Luis Enrique Pérez.
Según testigos, el hombre caminó hasta allí, se sentó y se puso a mirar la carta, indicándole al mesero que el pedido completo lo haría cuando las dos personas que esperaba, llegaran al sitio. Lo extraño fue que el supuesto cliente, llevaba una bolsa de papel, la que nunca soltó para nada.
Cinco minutos más tarde, otro hombre de contextura delgada que vestía bluyín, camiseta, chaleco de moto y zapatos deportivos, también entró, miró para lado y lado y al ubicar a Luis Pérez, caminó hacia él, mientras que el otro sujeto que también estaba adentro, se levantó y también caminó hacia donde el empresario.
Cuando los dos estuvieron cerca a El Pulpo, desenfundaron sus armas y le dispararon en repetidas oportunidades.
Luego de propinarle cinco disparos en la cara y dos más en el cuerpo, los sicarios salieron tranquilamente del lugar y huyeron.
Pese a que el crimen quedó grabado en las cámaras de seguridad del restaurante, ni la Fiscalía ni los investigadores que tuvieron a su cargo identificar a los asesinos y saber por qué se cometió el hecho, pudieron hacer algo y hasta hoy nadie tiene una explicación clara del suceso.