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Identifican a los hombres encostalados en la trocha La Marina
Las víctimas iban para Venezuela a celebrar Navidad.
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Sábado, 20 de Enero de 2024

Con desespero, dolor y lágrimas, los familiares de los hermanos Jesús Alejandro Hernández Ruíz y Leonado Jesús Hernández Piña, quienes fueron asesinados y puestos dentro de unos costales, en la trocha La Marina, que queda en La Parada (Villa del Rosario), esperaban afuera de la morgue de Medicina Legal para reclamar sus cadáveres.


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Ellos aún no terminan de asimilar que sus seres queridos hayan sido asesinados y arrojados a un caño en ese paso fronterizo que comunica con San Antonio del Táchira (Venezuela), el pasado 30 diciembre, pues las víctimas eran mineros que trabajaban en El Zulia y no se metían con nadie.

Precisamente, Jesús Alejandro y Leonardo Jesús se suman a la lista de personas asesinadas en los pasos informales fronterizos que hay en Villa del Rosario y Cúcuta, y que hasta el momento no hay una sola captura de los responsables de todos esos hechos.

Esas trochas se han convertido en lugares perfectos para que se cometan asesinatos, pues nunca hay testigos, dificultando la labor de las autoridades de atrapar a los homicidas.

Cabe recordar que en La Parada se da una guerra entre el Eln y el Tren de Aragua y todo por el control del territorio para cobrar extorsiones y por el paso de drogas y mercancías de contrabando por esos pasos ilegales.

Iban a pasar Navidad en Venezuela

Esta triste historia inició el 23 de diciembre del año pasado, cuando los dos hombres salieron de El Zulia, municipio del área metropolitana de Cúcuta, donde trabajaban como mineros, para emprender un viaje hacia el estado Falcón (Venezuela), donde los esperaban sus familiares para pasar Navidad y Año Nuevo.


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Según se conoció, ese sábado las víctimas iniciaron su viaje, primero con un recorrido desde El Zulia hasta La Parada, donde alcanzaron a hablar con sus seres queridos, mientras se desplazaban en un taxi.

“Este es el momento y nosotros no creemos que ellos están muertos. Jesús y Leonardo nos dijeron que iban con dinero, regalos y otras cosas para pasar la Navidad y el Año Nuevo con nosotros”, contó una allegada a las víctimas.

Una familiar indició que las víctimas les enviaron por WhatsApp una fotografía en la que estaban sentados en el asiento trasero del vehículo de servicio público, luego no se volvieron a comunicar con ellos.

Con el paso de las horas y al notar que Jesús y Leonardo no respondían ni las llamadas ni mensajes de WhatsApp, la familia creyó que no tenían señal y estaban viajando en un bus. Pero el 24 de diciembre ellos nunca llegaron hasta su casa para celebrar la Navidad.

La ausencia de los hermanos en las festividades encendió las alarmas entre los seres queridos, que se contactaron con una familiar que vive en Colombia, quien viajó hasta Cúcuta para poner las denuncias por desaparición.

“Yo llegué a las instalaciones de la Fiscalía en enero, puse la denuncia y nos dijeron que el 30 de diciembre habían aparecido dos cuerpos metidos en unos costales, en un caño que pasa por la trocha La Marina”, contó la familiar.

La angustiada mujer pidió las huellas de los hombres a las autoridades venezolanas y se acercó a Medicina Legal para adelantar la identificación de los cadáveres, que como estuvieron en el agua por varios días estaban en estado de descomposición.

Un tatuaje en el antebrazo izquierdo con la palabra ‘Familia’ que tenía Jesús Alejandro  Hernández Ruíz fue clave también para que identificaran a los hermanos.

Los seres queridos se llevaran los cuerpos de los hermanos para Falcón (Venezuela), donde eran esperados para darles el último adiós.

El hallazgo

Una persona que se movilizaba por la trocha La Marina, el 30 de diciembre, hacia las 9:00 a. m., observó que debajo de un puente estaban dos bultos, además de un olor fétido, por lo que de inmediato alertó a las autoridades.

La persona alertó a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) que envió varias patrullas a verificar.

Los uniformados que llegaron a ese punto de la trocha creyeron que se trataría de unos animales muertos, sin embargo, decidieron pedir la presencia de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) y de un perro antiexplosivos, para evitar cualquier situación.

Luego de la inspección del canino de la Policía, los peritos forenses se encargaron de abrir los costales y fue ahí cuando confirmaron que se trataba de dos personas asesinadas, que tenían las manos amarradas y, al parecer, llevaban unos tres días en el caño.


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