Fabián López, Edward Bautista y Antonio Saavedra se encontraron de frente con las unidades del Gaula militar y de la Policía, cuando pretendían salir con el dinero de una extorsión, en El Salado.

Los hombres que harían parte de la estructura delincuencial ‘La frontera II’, presuntamente, venían haciendo exigencias económicas a cambio de no atentar contra la vida de sus víctimas, que en su mayoría eran comerciantes de Cúcuta.

Fue así que, tras conocer las denuncias de varias víctimas, empezaron las investigaciones para dar con los responsables.

¿Cómo operaban?

Los investigadores conocieron que los hombres, de 38 y 40 años, contactaban a sus víctimas y uno de ellos, al parecer, se presentaba como el comandante ‘Camilo’ del Eln, para intimidar aún más a los comerciantes.

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Los hoy capturados, según las autoridades, les pedían a sus víctimas $5 millones, a cambio de no atentar contra sus vidas ni contra la de sus familias.

Tras conocer la situación, las autoridades acordaron con varias víctimas, hacer un pago controlado en el sector de la glorieta de El Salado, cerca a la penitenciaría de Cúcuta.

Pues sabían que de ese modo podrían capturar a Fabián Andrés López Rondón, Edward Fabián Bautista Parra y Antonio José Saavedra Lozada.

Hasta allí llegaron los presuntos extorsionistas y cuando pretendían recoger el dinero de la ‘vacuna’, los uniformados aparecieron y los capturaron.

Presuntamente, los hombres detenidos, estarían pidiéndoles a sus víctimas el dinero desde el pasado 16 de enero.

Y cuando los volvieron a contactar, ellos precisaron el lugar de la entrega. Mediante llamadas telefónicas les decían que conocían a los familiares de las víctimas, sabían de sus movimientos y lo que manejaba. Esa era su forma de intimidación.

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¿Qué encontraron?

En medio de la operación, a los hombres se les hallaron cuatro celulares que serían los que usaban para llamar y hacer las exigencias económicas, una motocicleta y un papel donde estaba escrito los lugares y establecimientos de una de sus víctimas.

Según la investigación, los detenidos se dedicaban a hacer exigencias económicas mensuales para no atentar contra su vida de los comerciantes, tenderos y trabajadores de la ciudad.

Tras ser detenidos, los hombres quedaron a disposición de las autoridades correspondientes para que adelantaran las audiencias. Luego de ser presentados ante un juez, fueron enviados con medida de aseguramiento a un centro carcelario.

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